TRES

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Actualidad

Las rosas negras seguían frescas entre su mano, su sonrisa se volvía cada vez más alegre y sus ojos cada vez más brillosos. Era uno de los momentos que llevaba esperando con muchas ansias.

Volvería a ver a Hye, luego de cuatro años, esta vez lo vería como un hombre.

Tenía planeado agradecerle, demostrarle de lo que había sido capaz gracias a su apoyo. Quería demostrarle que gracias a ella, cumplió su promesa.

Su promesa de bailar.

Había hecho un espacio en su agenda, ya que últimamente con sus próximos conciertos estaba repleto de trabajo. Pero logró tener tiempo libre, tiempo suficiente para comenzar su busqueda. Encontrar su mirada y verla sonreír una vez más.

Y justo en ese momento sintió que le daría un ataque de emoción, al ver que una humilde casa se alzaba ante él, con el mismo número de la dirección que había memorizado.

El hogar de Ana.

(...)

Cuatro años antes.

— Dios... — La madre de Changbin estaba esperando a su hijo en el aeropuerto. El chico había hecho su segundo viaje a América para su recuperación total. La mujer estaba en shock, sorprendida, sus manos cubrían su boca y de sus ojos brotaban lágrimas de emoción.

Changbin no llevaba muletas, ni una silla de ruedas. Caminaba por su propia cuenta, con inseguridad, pero sin ayuda.

En el rostro del menor había una sonrisa enorme con unos brillosos ojos, que observaban a su emocionada madre. Caminó hacía ella lentamente, arrastrando su maleta y detrás de él, Hye lo seguía, llevando otra maleta e igualaba la contagiosa felicidad del menor.

— ¡Changbinnie!... No lo puedo creer... t-tus piernas... — El chico llevaba un pantalón, cubriendo sus cicatrices. — Caminas... — La orgullosa madre apenas lograba producir palabras.

El chico la abrazó, para tranquilizarla.

Hye miraba con ternura la escena, recibiendo un "Gracias" mudo de los labios de la madre del menor. Ella le guiñó un ojo en respuesta.

Una vez en casa, Changbin pidió que le diesen uno de los cuartos del segundo piso, lugar que nunca pudo visitar, debido a su discapacidad 'temporal'. La madre dudó al principio, pero Ana la convenció. El chico deseaba ser independiente, él aún no llegaba a su límite. Deseaba hacer lo que se propusiese, y si él se proponía subir escaleras a diario, lo haría. Fortalecería su masa muscular de las piernas, después de todo.

— Gracias por tu apoyo, Ana. Sin ti, no sabría si Changbin lo hubiese logrado. — La mujer observaba con emoción como su hijo subía con cuidado por primera vez las escaleras de la casa. — Te debo una fortuna.

— No lo hice por dinero, señora Seo. — Una lágrima se fue desplazando por el rostro de la chica. — Ayudarlo es mi manera de agradecerle a Changbin, por ser una buena compañía...

Hye subió la maleta del chico a su cuarto, donde Changbin se encontraba serio en su cama.

— ¿Qué ocurre, Binnie? — El rostro alegre de la chica sorprendió a Changbin.

— Ahora... — Le quemaba decir esas palabras, pero más le dolía saber la respuesta. — ¿te irás?

La expresión de Ana cambió. Changbin no quería pensar en ello, pero era una cercana realidad y tarde o temprano la iba a tener que superar.

— Binnie, yo...

— Responde. — Su voz fue dura, en un tono alto. Le dolía, lo hacía enojar, ya iban seis años en los que se aferró a su compañía, seis años colgado por ella, aunque fuera al menos diez años menor.

— Sí, me iré pronto...

A Changbin le pareció haber oído un crujido. Era el sonido de su corazón rompiéndose, pero no demostró emoción alguna.

Through you [Seo Changbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora