-Disculpe, ¿está abierto?
-si, adelante..
La puerta se abre con un suave chirrido. Dentro hay un grupo de personas sentada en circulo, el que me ha abierto la puerta parece sorprendido, como si no tuviese sentido que yo me encontrase en la puerta a punto de entrar y contar mis penas. Haciendo caso omiso a su expresión me adentro en la sala y me siento en la única silla libre, el tendrá que buscarse otra.
-perdonad por la intromisión, podéis seguir.
Quien estuviese contando su desgracia poco le importaba a ella, solo iba allí para recordarse a si misma que sus problemas eran insignificantes, solo para ralentizar el reloj que tan rápido la consumía.
Ya han acabado todos sus historias, me toca a mi, otra vez una historia sin verdades.
-Hola mi nombre es Hari. Mi historia es un poco diferente, menos trágica aunque, yo opino que la depresión no depende de la gravedad de los hechos, sino de como lo vivas tu.
Mi relato fue cómicamente corto, nada se salía de su contexto, se podría decir que fue una desgracia perfecta. No hubo lagrimas, al menos por mi pare, hacia tiempo que había aprendido a ocultarlas.
Todos parecían habérselo tragado, todos menos el; sus ojos verdes me miraban, ninguno apartaba la mirada, yo no podía, esos ojos me hechizaban. Eran preciosos, llenos de vida e inteligencia.
-Hari ¡espera!
Un movimiento rápido con la cabeza bastó para reconocerle, parecía no querer salir de su vida, siempre mirándola directamente a los ojos.
-Mira, sea lo que sea que me quieras decir me parecerá correcto; no volveré por aqui, no me estaba burlando de esas personas y si, también tengo depresión, eso no era mentira.
-No es eso,- se detiene a mi lado ?%93 ya se que te has inventado esa historia, era demasiado perfecta y superficial, ningún sentimiento, solo hechos.
Empiezo a caminar de nuevo.
-quizás tengas razón, quizás deba mostrar mas emociones.
-pero...- me mira preocupado, creo q me estoy enamorando de esos ojos- si esa no es tu historia, ¿cual es?
Me río sin gracia, pensaba que esa pregunta no llegaría nunca.
-No hay ninguna historia, tuve una buena infancia, con padres cariñosos, que aún viven, una adolescencia normal... nada fuera de lo normal.
Parece intentar descifrarme, como si con solo mirarme pudiese saber todo sobre mi.
-Entonces tu problema es que te sientes sola, ¿por eso vienes aqui? ¿para sentir que no estas sola?
-No. No me siento sola pero, si que vengo por una razón parecida. Veras. Soy consciente de que mi problema es insignificante y de que hay gente que lo pasa peor pero, estoy cayendo y mi vida esta contada en horas; solo voy allí para autoconvencerme de que no tengo problemas, ellos si. En otras palabras: saco provecho de sus desgracias para olvidar las mías y poder detener ese reloj durante unas horas.
-pero eso es muy retorcido, ¿cuanto tiempo llevas yendo a este tipo de reuniones?
Sonrío.
-demasiado como para cometer errores.
Empiezo ha bajar las escaleras del metro, el se queda allí arriba, observando, solo observando.
En el ultimo segundo parece reaccionar y empieza ha bajar los escalones empujando a la gente, demasiado tarde. Las puertas se están cerrando.
-¡Hari!- el tren empieza a ponerse en marcha -¡Vuelve por aqui! Yo te ayudaré h...
No puedo oír el final, ya estoy demasiado lejos.
