Capítulo VI

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Temblorosa se colocó su malla bajo la mirada atenta de Olivia, Danae y Minerva, bailarinas también del circo.

-Se puede saber ¿Qué te pasa luna rosada? -preguntó la mayor del trío arqueando una ceja.

Carol alzó la vista clavándola en Minerva, tan alta como grácil esperaba escucharla sin embargo la única respuesta por parte de Carol fueron sus ojos empañados en lágrimas y enseguida ella la entendió.

Ella junto con sus dos hermanas habían escuchado ese par de semanas los relatos románticos de Carolina una y otra vez, Danae como siempre alegaba que estaba siendo una tonta al enamorarse tan perdidamente en un lapso tan corto pues el amor a primera vista no existía, Olivia por su parte la escuchaba sin juzgar aunque para la rubia amor significaba lo mismo que sufrimiento mientras que Minerva era quien la apoyaba con respecto a su amor por el macho, era ella quien le había dado la idea de merodear siempre cerca de Demon y también sobre las galletas.

Era una verdadera lástima que el macho ya estuviera comprometido.

-Venga luna rosada, hoy bailaras solo para él, para demostrarle cuanto se ha perdido.

Carol se soltó de su abrazo negando con la cabeza reteniendo aún sus lágrimas.

A duras penas había fingido que su roce no había significado nada para ella pero la verdad era que casi echaba sus manos a su cuello para buscar más de él.

-Tiene compañera -susurró.

Mina frunció el ceño en confusión.

- ¿Estás segura?

Carol asintió con dolor.

-Ella misma me lo ha dicho.

Para su sorpresa Minerva sonrió ampliamente confundiéndola.

-Eres inocente luna rosada, no debes creer en todo lo que te dicen y menos si es una mujer, si le gusta tu hombre hará lo inimaginable, incluso te mentirá por tenerlo, debes preguntárselo a él, sin rodeos.

Espantada abrió los ojos y negó con la cabeza, ella no le preguntaría eso a Wraith.

-No lo haré, además él confirmó ayer que tenía una compañera.

-Pero ¿Hablaba de ella? O se trataba de ti -añadió con picardía la mujer egipcia frente a ella.

-Obviamente de ella Minerva -aseguró nerviosa por la conversación.

¿Y si se había equivocado?

¿Y si realmente Violet no era la compañera de Wraith?

Sintió la esperanza renacer una vez más pero segundos después negó con la cabeza, ya no importaba, se mantendría alejada de él.

-No te noto segura...

-Basta ya Minerva, a veces eres como una serpiente -gruñó Danae-, acepta de una vez que tiene esposa y deja a Carolina en paz.

Esposa.

Sonaba tan horrible que fue azotada por un estremecimiento involuntario.

-Es la hora de ir a bailar chicas -se limitó a decir Carol.

Sin embargo la duda había sido sembrada en ella, averiguaría si Violet era quien realmente decía ser.

*

Por una extraña razón las nuevas especies habían encerrado el circo entre espejos de manera que ellos pudieran verlos pero los artistas circenses no a ellos.

Wraith (4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora