𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | grindeldore.

II. Would have done anything, everything for him

        En cualquier otra situación, probablemente Albus hubiese encontrado una súbita paz al mirar las hojas de los árboles danzando de una manera delicada; tal vez se sentiría tranquilo de poder respirar un poco de aire fresco luego de una cansada mañana... no obstante, esta vez parecía ser diferente.

Había salido de casa un poco antes de la hora en la que habitualmente se reunía con Grindelwald, en especial porque quería leer un poco antes de que los dos comenzaran a investigar más sobre las reliquias de la muerte.

El Valle de Godric no tenía muchos lugares que ofrecer, pero al menos Albus —que había vivido en ese lugar desde los 10 años— conocía algunos sitios poco concurridos, pequeños campos cerca del pueblo donde podías leer tranquilamente. Esta vez, Gellert había elegido un gran roble que estaba más cerca del pueblo, pero a Dumbledore no le había molestado su propuesta; si hubiera sido así, probablemente no se encontraría ahí con 35 minutos de anticipación.

Podía sentir como las ramas de los árboles se mecían en un baile lento a consideración de la suave brisa que movía con ligereza sus hebras rojizas.
El viento sacudía a las hojas en cuerpos de luz y sombra intercaladamente; Albus podía sentir paz, aun cuando el viento no paraba de golpearlo con calma. Esa acción no le molestaba, en realidad, de cierta manera le alegraba que hubiese un poco de frescura en medio de ese día caluroso de verano.

En su regazo se encontraba aquella escritura sagrada que había pedido a la señora Harrison... de cierto modo, aquello seguía pareciéndole extraño, pues jamás creyó que la curiosidad fuera demasiada como para llegar a eso. Si tenía que ser sincero, jamás se había considerado como alguien religioso; sabía que tal vez su madre pudo llegar a serlo al ser hija de muggles, o al menos, suponía que sus progenitores le debieron inculcar alguna que otra creencia, aunque aun así no era algo de lo que su difunta madre hablara demasiado. Ahora, por desgracia, no tenía la oportunidad de preguntarle algo al respecto.

Trató de dejar eso de lado, y se concentró en las páginas que tocaban sus manos.

No le costaba procesar información, por lo que fue sencillo para él leer una buena cantidad de páginas. Tampoco se le había dificultado recordar específicamente el apartado donde se encontraban las palabras que el pastor había mencionado en la misa.

Levítico 20.

Lo encontró con rapidez. Quizás había tenido que leer desde el principio del libro bíblico, pero eso no le importó, simplemente, se centró un poco en las palabras exactas que citaba.

"Si un varón se acuesta con otro varón, como se hace con una mujer, se condenará a muerte a los dos y serán responsables de esta, pues cometieron un acto infame".

¿Qué acto infame podía ser eso? La pregunta rondó en su cabeza por unos segundos que parecieron una eternidad.

Tenía muy en claro la época en el que se encontraban, y con ello, las limitaciones que tenían las parejas del mismo sexo para expresar su amor libremente, como aquellas otras "normales". Para los muggles era algo realmente mal visto, algo que traía muchas consecuencias, incluso la muerte como las mismas escrituras citaban. Era un pecado.