Historia de James y Lily Potter

La primera cita.

La nieve comenzaba a amontonarse por todas partes.

Los villancicos sonaban hasta en el interior del castillo de Hogwarts, y no era lo único que sonaba.

La noticia de que Lily Evans había aceptado una cita con James Potter se había extendido más rápido de lo normal, y no porque Lily o James se lo hubiera dicho a todo el colegio, sino porque la señora gorda había creído oportuno contarle aquel gran acontecimiento a los demás cuadros, y estos, a su vez, a algunos alumnos.

La noticia comenzó siendo tan solo una palabrería que sabían unos pocos, hasta que la noticia llegó a oídos del poltergeist del colegio que la difundió a los que aún no la habían escuchado.

Algunos escépticos aún seguían negándolo, hasta que, Peter Pettigrew, (encantado de tener la atención de todo el colegio solo por ser amigo de James) había confirmado los rumores.

A pesar de que a algunos les daba igual la vida amorosa del famoso James Potter, a otros les encantaba que tuviera una cita con Lily, y tan solo a uno le molestaba la idea más que otra cosa en el mundo.

Severus Snape desayunaba en el gran comedor junto a sus amigos, sin dejar de mirar la mesa de Gryffindor, donde James sonreía ante los comentarios de sus compañeros de equipo de quidditch ante la "buena tarde que pasaría con Evans"

La sangre le hervía cada vez que lo escuchaba alardear de tener una cita con la chica más guapa del colegio. Severus se preguntó si tal vez él hubiera podido ser James en aquel momento... borró aquella idea de su mente cuando recordó la fuerte discusión que tuvo con Lily en la entrada de la sala común de Gryffindor.

-¡Lily, te juro que no quería decir eso!

-¿Ah, no?, pues parecías muy seguro de querer decirlo... -Severus intentó tranquilizar a la chica, que tenía los ojos húmedos. Lo que menos quería era que llorara por su culpa.

Jamás le gustó verla llorar.

-Lo dije sin pensar. Estaba... nervioso y enfadado, y... y me daba mucha vergüenza que me vieras así -aquello último lo susurró. No estaba seguro de que Lily lo había escuchado-. Pero nunca fue mi intención herirte. Sabes que no me importa la sangre de los magos. Todo esto ha sido culpa de Potter. ¡Me saca de mis casillas! Siempre alardeando como si fuera el mejor.

-¡Eso es injusto, Severus! -el chico se sorprendió cuando su amiga lo llamó por su nombre completo. Desde pequeños lo llamaba "Sev"-. Además, deberías estar más agradecido con él, te salvó la vida, ¿no lo recuerdas?

Severus miró a Lily en silencio. Cuando aquello pasó, Lily y él ya no se juntaban...

-¿¡Eso es lo que te contó, que me salvó la vida!?, ¡en aquella casa estábamos los dos, y él se salvó a sí mismo, hasta lo reconoció delante de Black! Esos cuatro no son tan fabulosos como tú crees.

-¡Al menos ellos no usan la magia oscura!

Las mejillas de Severus ardían. No podía entender cómo, después de lo que Potter le había echo el día anterior, Lily lo defendiera, hasta que la respuesta cruzó su mente como un rayo.

-¡Solo dices todo esto porque Potter te ha convencido de lo genial que es porque está enamorado de ti!

El efecto en Lily fue inmediato. La joven se calló y miró al suelo, sonrojada.

-¡Eso es mentira!, además, aunque así fuera, él no usa la magia negra.

Los dos amigos se quedaron un buen rato en silencio, pensando en qué decir.

-Entonces... ¿ya está?, ¿vamos a terminar años de amistad solo por ese? -dijo con desprecio.

Lily lo miró y los temores de Severus se hicieron realidad cuando una lágrima cayó por su mejilla derecha.