Me alegro tanto de no haberte hablado hoy.
De no haber mandado ningún mensaje.
Me alegro demasiado al saber que el universo me otorgó un buen destino éste día.
Me alegro de no haberme quedado como un comodín; como la persona a quien hablas cuando tus amigos están ocupados.
Que bueno que hoy no necesité saber cómo estás con tanto fervor.
Que bueno que mi corazón no latió con tanta fuerza cuando vi que estabas en línea.
Y ahora me siento como la estúpida que sinceramente creyó tus palabras.
Eres un ángel.
No mereces estar conmigo, claro.
Perdón por interrumpir ángel.
Perdón por sentir éstas cosas.
Y después de todo esto, lograré perdonarte, una
vez
más.
