Pero, ya se van a casar?!

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Era una de esas tardes de calor que a Tibe no divertían. No se podía jugar, ni salir al sol, ni nada. Sólo tirarse frente al ventilador y eso la aburría horrores. Su abuela le preguntó si quería que leyeran un cuento y juntas eligieron un libro que tenía todas las historias de los hermanos Grimm. Empezaron con "La princesa y el guisante". Tibe y su abuela leyeron la apasionante historia de la chica que podía detectar un minúsculo poroto bajo una pila de colchones y se rieron mucho pensando ¿Cómo habría hecho la Reina para poner las sábanas luego de armar semejante montaña?

Al final del cuento leyeron que, como recompensa por su delicadeza al dormir, la Reina había decidido que la Princesa se casaría con su hijo el Príncipe,

- y ya se van a casar? Porque?- Dijo Tibe indignada.

- Sí, porque descubrió que era una verdadera princesa, y entonces...

- pero la Princesa quería un lugar para pasar la noche porque estaba perdida, no llevarse por eso un marido!- Protestó Tibe.

- bueno - suspiró la abuelita - pero como la Reina tenía un Príncipe para casar y resultó que ella era una Princesa, entonces..

- entonces nada - dijo su nietita - si en lugar de un Príncipe tenía un peluquero se ligaba un corte de pelo? Abuela, vos me dijiste que ella llamó a la puerta porque huía de la lluvia y estaba perdida, eso solito.

La tarde de calor se transformaba para la pobre abuela en un infierno, sumó al atareado ventilador un gran abanico y mientras se apantallaba decidió cambiar de cuento. Eligió "La bella durmiente". Es que a la abuela de Tibe siempre le había gustado la historia de la joven que, injustamente hechizada a causa de la envidia, despierta de su largo sueño por un beso de amor.

Leyeron sobre la crueldad del hada cuyo encantamiento había puesto a dormir a todo un reino durante cien años!

- que maldita! -Dijo Tibe- sólo por no ser invitada a un cumpleaños, se ve que el Hada no tenía mucha vida social.

- tenés razón, Tibe - dijo sonriendo la abuela - pero al final todo salió bien y recibió el beso del Príncipe y se casaron y vivieron feli...

- pero yaaaaa se van a casar? Cómo? si ni se conocían?

- buuuuenoooo, como se dieron un beso de amor - La abuelita ya transpiraba bastante.

- sí, pero por ese besito ya se van a casar?

- sí, porque era de amorrrrr.

Gruesas gotas caían de los anteojos de la abuelita.

- de amor del Príncipe, si ella ni lo había visto, no te acordás que estaba dormida, y para colmo hacia cien años que dormía, capaz que quería hacer otra cosa antes de casarse.

- qué cosa - dijo la abuela, pensando que a esa altura la temperatura era más o menos la del Sol mientras limpiaba los anteojos.

- no sé, terminar la escuela, si se durmió a los 15 años. Cambiarse de ropa, esa debería estar apestosa. Salir a comer o a ver pelis. Apenas se despierta y ya se van a casar?

La abuela sentía que el living era un gran horno, con paciencia china comenzó a leer "Cenicienta". Junto a su nietita se inquietaron ante las terribles penurias que pasaba la protagonista, quien para colmo perdía el zapato la misma noche en que conocía al Príncipe de sus sueños. La abuela, muy astuta, remarcó con insistencia las partes en que decía que Cenicienta quería casarse con este Príncipe.

- sí, pero como sabemos que el Príncipe se quería casar con ella?

Pobre mujer, casi se desmaya, sentía que estaba sentada en un volcán en erupción. Rápidamente contestó:

- porque la fue a buscar con el zapatito!

A esta altura tenía los pelos empapados y se pasaba un hielo por la frente...

- porque era educado y devolvía lo que no era suyo - retrucó Tibe - acaso vos abuela te vas a casar con el señor que te encontró el paraguas que perdiste el otro día en el colectivo?

- no pero...

- ah, entonces, no digas. Si apenas habían bailado 10 minutos de morondanga, ya se van a casar??

La abuela contó hasta 10, su cara tenía un extraño color tomate, pero dijo serenamente:

- Tibe vamos al patio a jugar con el agua de la manguera.

- dale - dijo la pequeña - y más tarde si querés seguimos contando cuentos.... Es tan divertido!

Pero...ya se van a casar?!?Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum