Capítulo 14.- "El Lobo Y El Zorro".

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Y ahí estaba, lamentándose por haber confesado lo que le sucedió, Zoro en cambio... Estaba completamente petrificado al escuchar tal confesión, se había desvanecido su coraje e impaciencia como por arte de magia. No podía creer aun lo que su camarada le había dicho, era tal la noticia que no sabía cómo reaccionar a ella -<<Ese día...>> -Recordó esa noche que lo encontró asustado y llorando -<<Su comida...>> -Ahora entendió por qué no tenía sabor los platillos que le estuvo preparando. Después recordó cuando lo tomó bruscamente del brazo, las actitudes que estaba tomando, la inseguridad que mostraba, su cansada forma de caminar, las excesivas duchas, las nauseas... Todo comenzaba a tener sentido al fin -<<Y sin embargo yo...>> -Recapituló las veces que lo molestó y maltrató. Se sentía de lo peor. Si, Sanji tal vez debió decirle, pero estaba consciente de que no era su culpa ya que estaba en una etapa de vergüenza y negación –Tu... –Fue lo único que pudo salir de su boca, por ahora era mejor escuchar al cocinero quien no paraba de llorar y sentir asco al revivir esa terrible experiencia.

El cocinero ya resignado continuó –Ese día... Había encontrado la aldea ya destruida... –Le costaba sacar las palabras, pero tragó un poco de aire y siguió –Y en los escombros... Salió un sujeto, era grande... –De pronto, comenzó a temblar –Era horrible... Quise irme, pero el me buscó pelea... El... El... –Se abrazó a si mismo y cerrando los ojos –Me derrotó logrando que yo... Quedara paralizado y ahí... Ahí comenzó todo... –Inconscientemente se frotó el cuello con su mano cubierta con la manga de su pijama al acordarse de la forma del como lo tocó, se tallaba mas y mas en todo el cuello y en su cara al mismo tiempo que se secaba las lágrimas las cuales no paraban de salir -¡Me tocó...! ¡Me lastimó...! ¡Me dijo que era lo mas perfecto que jamás había encontrado y que por eso...! ¡Por eso merecía esto...! ¡Me dolió mucho! –Comenzó a respirar con dificultad sin dejar de tallarse con las mangas de su ropa ahora en todo su cuerpo. Zoro no soportaba ver de esa manera a su nakama -¡Por mas que me baño...! ¡No puedo quitarme de encima su asqueroso aliento, su sudor...! ¡La forma en cómo me tocó...! –Cayó de rodillas y se agachó un poco y prosiguió con su relato –Me... Me violó una y otra vez... Intenté escapar, pero mi cuerpo estaba muy débil... Mis piernas no me respondían... –Hipeó y siguió –Me dolió mucho... Le rogué... Pero el sólo se burlaba de mi y me... –Posó sus manos en sus brazos y los apretó –Yo no quería... No quería... -Se escucharon unos pasos acercarse al rubio quien solo cerró fuertemente los ojos esperando por lo peor. Estaba atemorizado -¡De verdad yo no quería hacerlo...! –Los pasos se detuvieron. El peli verde estaba en frente del cocinero mirándolo con una mirada fría -¡Perdóname! ¡Perdóname...! –Gritó con desconsuelo el cocinero quien no se atrevía a mirar al espadachín –Yo... Soy lo peor que puede traer esta tripulación.

Se agachó y lo primero que hizo fue darle un abrazo lleno de arrepentimiento por no haber sido capaz de hablar como era debido a lo que le pasaba. Sanji se crispó al sentir esos brazos rodear su espalda y su rostro tocar ese cálido pecho que le brindó seguridad y confianza –No... No digas eso... –Zoro apoyó su cabeza sobre el hombro de su nakama y dijo –Perdóname... Lo único que hice fue lastimarte mas... –Dijo sintiéndose una gran basura por los problemas que le ocasionó a Sanji.

Sanji se separó un poco del abrazo para fijar su vista a Zoro -¡Por favor, perdóname...! ¡Es mi culpa...! ¡Yo debí decírtelo desde un inicio...! Y sin embargo yo... Yo... No confié... ¡No te enojes, sé que estuvo mal y...! –Fue interrumpido por otro abrazo.

-No... No tienes de que disculparte... Cocinero yo...

-¡Por favor no me dejes solo, te lo pido! –Dijo asustado el muchacho al volver a separarse.

-No... No digas eso... No te voy a abandonar...

-Yo no lo quise...

-Lo sé y tú no tienes la culpa de nada... –Dijo esto al levantar la cara del rubio con sus manos toscas, pero llenas de ternura. Sanji tomó una mano y sintió el calor que transmitia –Ahora debes descansar...

Le ViolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora