Lunes

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Isabel P.O.V

BEEEEEEEEP BEEEEEEEP BEEEEEEEEP

Me levanté gruñendo. Maldito despertador, ¿cómo se atreve a interrumpir un sueño en el que Andrew me decía que yo le gustaba?

Oh, espera, no era un sueño.

Era de verdad. Había pasado la noche anterior.

En serio lo había visto sin camisa. En serio me había mostrado su bar-café favorito. Enserio habíamos bailado juntos. En serio había estado celoso. En serio me había besado. En serio le dije que me gustaba. Y en serio me dijo que yo le gustaba.

¡¿En qué clase de mundo pasa esto?!

Dejé caer mi cabeza en la almohada de nuevo. En mi mente sonó la alarma de "situación critica".
Ese chico me gustaba en serio tanto. Más que cualquier otro que recordara.
Pero, honestamente, no es fácil conseguir a alguien tan sexy, gracioso, amable... Y hasta ¡inteligente! Y ¡que exista de verdad! Y aunque por lo general, si llegas a encontrarte con alguien así en tu vida, suelen ser inalcanzables. Pero no, resulta que le gusto. Resulta que este fenómeno tan escaso, se fijó en mi.

¿Tenía yo tanta suerte de verdad?

¿O en realidad él no sentía ni pensaba lo que decía?

Mis pensamientos fueron interrumpidos bruscamente por un chorro de agua que cayó directamente en mi cara, acompañado del grito de mi madre diciéndome "¡Levántate floja! ¡No va a pasar como la otra vez! ¡Te levantas ahora!"

Así qué me levanté antes de que mi mamá se molestará más, e intentara pararme, esta vez, con un balde entero de agua.

Me duché, lavé mis dientes, me peiné un poco, desayuné, me vestí y fui a la escuela. No llegué tarde como sospechaba mi madre.

-¡Chris! -Grité para que se acercara por los desordenados y llenos de adolescentes pasillos colegiales hasta donde estaba yo.

-¿Qué hay enana? -Dijo una vez que me alcanzó. Puse los ojos en blanco.

-No soy "enana", Chris, no es mi culpa que tú puedas fácilmente medir tres metros.

Él rió.

-Te sigo viendo como una hormiga desde acá arriba.

-Entonces písame, por favor, antes de entrar a clases con la Srta. Hamilton.

-No quiero que mis zapatos estén llenos de Isabel, sabes.

Sonó la campana para entrar a clases.

-No me dejes morir, por favor.-Le supliqué.

Él me dirigió una mirada que decía claramente "lo siento" y se marchó a su respectiva clase. Así que no me quedó más remedio que hacer la misma cosa.

El mismo regaño de siempre comenzó a salir de la boca de la profesora. Me sabía ese discurso de memoria, de adelante para atrás y de atrás para adelante. Ella siempre se molestaba y sus clases terminaban siendo un 35% de reclamos y estupideces de ese tipo.

Pero en medio del blah blah blah de la Srta. Hamilton, oí un "psssssst" detrás de mí. Un "psssssst" proveniente de la chillona voz de la persona que más me parecía insoportable en todo el mundo: Kristie.

¿Qué querría?

Volteé la cabeza hacia ella.

-¿Qué?-Pregunté secamente.

-Oye, necesito hablar contigo.-Me responde ella.

-¿Qué coño quieres Kristie?

-¡Hey! Cálmate, solo quiero hablar contigo acerca de algo y ya. En la hora del almuerzo, por las escaleras para ir al laboratorio de química.

It's a good morning Mr. GarfieldWhere stories live. Discover now