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Lúgubre y mortal estadía en este emplazamiento réprobo.

Las quejas de tormento y canguelo por el antinatural martirio ahogan mi optimismo,

Asumí mi pérdida, desde el momento de oír a ese perturbado gritar en medio de la estación de ferrocarriles "Abandonad aquí toda esperanza", quien lo diria.

Desde las penumbras oigo plegarias destinadas a algún ser querido pidiendo a alguna divinidad que este sea salvado del averno, de esta guerra ideológica.

Cada día veo frente a mi a hermanos moribundos, ¡Oh, seres más desafortunados! que cualquier otros miserables, marchad hasta su calamitoso destino. Sólo cerrad vuestros cristalinos ojos y peregrinar hasta el prometido elíseo.

MortemWhere stories live. Discover now