Bite-size fruit

4K 289 34
                                    

Escuché que las hijas de Camila regresaran a casa, el automóvil del señor Lysander se encontraba aparcado en la entrada.

No fui a saludarlas, sólo esperé a que el sol comenzara a ocultarse entre las montañas verdes del bosque para salir de casa.

Desde el jardín podía observar las luces encendidas en el hogar de los vecinos, y me quedé sentada contemplando el atardecer. Mi abuela salió y junto a ella mi hermano, iban a regar los rosales crecientes.

Parecía que todo era irreconocible, como si ya hubieran transcurrido varios años desde que llegué a Virginia.

-Dua, Dua-la voz de una chica me llamó. Era Rosie.

-Hola-.

-¿Qué haces aquí sola? Hoy vamos a celebrar en casa con tarta de zarzamora, deberías acompañarnos-se acercó a mí para abrazarme-chica, te extrañé-.

-Yo igual te extrañé-.

Sus brazos se encerraron con más fuerza alrededor de mi cuerpo y rió.

-Creo que creciste algo en este mes que no te vi-.

-Puede ser, o tal vez tú te hiciste más pequeña-.

En su rostro reflejaba la emoción.

-Eso igual es posible...viajamos con papá por muchos lugares-.

-¿Fue divertido?-.

-Demasiado, Sarah practicó un poco de surf, estuvimos bebiendo mucha agua de coco y me bronceé, mira-me enseñó el color de su piel en un tono más oscuro-¿y tú que hiciste por aquí?-.

Recordé todo y negué internamente, no podía decirle nada a nadie.

-No hice mucho, sólo aprendí a montar a caballo, sembré un girasol, un gallo me atacó, y ayer estuve en el lago-.

-¿Mi madre te llevó?-.

-Si...-la expresión en su rostro cambió-¿por qué?-.

Rosie se limitó a negar con su cabeza.

-Por nada...-sentí que eso no era cierto. A veces, "nada" significa "casi todo".-¿Cómo te atacó el gallo?-.

-Si te digo, ¿me crees?-.

Asintió y terminé hablando con ella durante la siguiente hora.

[...]

Ya era casi medianoche y no podía dormir, por más que cerré los ojos e intenté caer en el sueño, no funcionó.

Bajé de la cama y caminé por mi habitación hasta que miré por la ventana, la noche estaba cubierta por estrellas y parecía perfecta para salir, la casa contigua aún mantenía las luces encendidas.

Cambié mi pijama y salí de casa con cuidado para no ser descubierta. No quería otro problema con mi madre pero sentía la necesidad de ver a la señora Cabello.

Crucé el jardín y me asomé por la ventana, ahí estaba reunida la familia, hablando alrededor de la mesa principal, bajo aquella gran lámpara que me gustaba. Miré hacia la escalera de madera que descansaba junto a la pared de afuera, por ahí voy a subir hasta la habitación de Camila.

Minutos más tarde ya me encontraba adentro de su habitación.

Me sentía una experta.

No había nadie más, sólo escuchaba mis propios pasos avanzar por el cuarto hasta que me recosté en la suave cama.

La oscuridad en el lugar me dejaba sola de nuevo, y estaba hundiéndome en mis pensamientos hasta que escuché que alguien se acercara a la puerta de la habitación.

No tuve el tiempo suficiente para terminar de levantarme de la cama, ella ya había entrado.

Se sobresaltó al verme y cerró inmediatamente la puerta detrás de sus pasos.

-Dua, ¿cómo...?-el volumen bajo de su voz me cuestionó-¿cómo entraste?-.

-Por la ventana-señalé a mis espaldas y me puse de pie para avanzar hacia ella.

Escuché que colocara el seguro de la puerta y sonreí.

-No puedes quedarte aquí, mis hijas ya están en casa, esta noche su padre se queda a dormir-.

Fruncí un poco el ceño y ella bajó la mirada, apoyando su cuerpo en la madera de la puerta.

-Nadie va a saber que estoy aquí, sólo usted-terminé de cerrar la distancia entre nosotras y con mi mano sostuve su rostro para que me besara.

Sus cálidos labios se presionaron con los míos y respondió a mis besos con la misma intensidad. Arrancándole un suspiro pesado que terminó por despertar el deseo que tenía sobre ella.

Mis manos bajaron por su cuerpo para dejar caricias cada vez más fuertes, y sin apartarnos de los besos mis dedos jugaron con la tela de su ropa. El calor entre nosotras estaba aumentando.

-Se ve hermosa con el vestido que hoy tiene-.

Su agarre se presionó en mi cintura y apartó un poco sus labios de los míos para mirarme.

-Cariño...-las palabras se desvanecieron de nuevo cuando mis besos se dirigieron a su cuello.

Sus muslos se reafirmaron entre mis dedos y su piel comenzó a responder en cada espacio que tocaba, me sentía inquieta con su respiración sobre la mía y la delgada tela de su vestido comenzó a ser removida de su cuerpo para desnudarla.

Pero alguien llamó a la puerta.

Me detuve al instante y ella abrió los ojos sorprendida.

-Mamá-era Sarah. Se encontraba llamándola al otro lado de la puerta.

Camila intentó recuperar el aliento, pero el sonrojo en sus mejillas estaba visible. Esa mujer es perfecta.

Buscó acomodar su vestido mientras aclaraba su voz.

-¿Si, mi amor? ¿Qué sucede?-.

-Mamá, ¿estás ocupada?-.

La señora Cabello me miró y no entendí lo que intentó decirme, sólo colocó su mano sobre mi pecho para detenerme si intentaba continuar con los besos.

-Espera un momento, hija-.

La mujer colocó su dedo sobre mis labios.

-Ahora regreso-habló sólo para yo la escuchara y me apartó de la vista antes de abrir la puerta para salir.

La silueta de su cuerpo se filtró con la luz del pasillo y desapareció al cerrar para ir con su hija.

Cuando la señora Cabello estuvo de regreso en su habitación, me acerqué a ella para sostenerla entre mis brazos mientras la besaba, desnudándola en el camino y acariciando su cuerpo antes de caer en su cama.

BABYGIRL » duamilaWhere stories live. Discover now