Único

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El sudor baja lentamente por su espalda, mientras intenta recomponerse del reciente esfuerzo que ha hecho. Su pecho sube y baja con rapidez, sintiendo el corazón a mil por hora. Se lleva una mano al pecho para sentir sus latidos y de alguna forma poder reconfortarse así mismo.

No puede creer lo que esta ocurriendo.

Escucha unos pasos demasiado cerca para su gusto, los cuales engañan a sus sentidos y debe convencerse de que aún puede respirar con tranquilidad. El golpeteo de una suela contra el suelo cada vez se escucha más cerca. No se atreve a salir de su escondite. En un intento de saber que nadie está persiguiéndolo, se asoma por el oscuro pasillo y vuelve a echarse a correr al tener el camino libre. Ya no recuerda cuanto tiempo lleva dentro de la escuela y para su pesar, no ha vuelto a ver a ninguno de sus amigos.
Lo que parecía ser una divertida noche en donde todos se la pasarían bien, recorriendo el recinto vacío, se había vuelto una real pesadilla. Todo por aceptar la maldita idea de Taehyung. Si ese mocoso no hubiera hablado nunca, nada de esto estaría ocurriendo.

Se recarga contra la pared en busca de tomar aire para volver a correr hacia el segundo piso, pero se detiene. Mira hacia todos lados, viendo solo sombras y figuras que esperaba solo sean obras de su perturbada imaginación. Da una profunda respiración, antes de dejarse controlar por los temblores de sus piernas y debe recordar que debe mantener la calma. Aquella horrible oscuridad no ha hecho nada más que aumentar el miedo que siente. Se está desesperando y no logra pensar con la cabeza fría. Da una profunda inhalación y ve entre la penumbra su muñeca, donde yace aquel viejo reloj que su padre le había regalado. Observa la hora y sus ojos se abren con asombro. El pecho comienza a dolerle y el aire se escapa de sus pulmones. Las manecillas del reloj marcan la misma hora en la habían entraron a la escuela...

Era imposible.

Sentía que había estado escapando por al menos dos horas o un poco más. No puede ser que no ha pasado ni un solo minuto desde que han entrado. Algo estaba muy mal. Sobre todo porque su teléfono ha muerto desde el instante en el que han puesto un pie dentro del abandonado edificio. Si tan solo no hubieran escuchado las malditas especulaciones de los demás. Si tan solo...hubieran sido más inteligentes.

Desde hace un par de meses habían empezado los rumores de que algo maligno habitaba en la vieja escuela incendiada. No pasando mucho hasta que varios "valientes" quisieron comprobar que aquello eran solo un montón de leyendas urbanas.

Estos jamás volvieron a aparecer.

Al principio los casos pasaron desapercibidos. Solo eran unos pocos estudiantes tontos, que la policía no tomaría en cuenta. Hasta poco después. El número de desaparecidos subió a diez. Luego fueron veinte. Ahora eran unos cuantos más. Ya ni siquiera podía recordar el número exacto de personas desaparecidas en los últimos tres meses y eso lo hacía querer llorar como no hacía desde hace mucho tiempo. Más cuando no podía encontrar a sus amigos. Habían sido tan ilusos. Las pistas siempre habían estado ahí.

Siempre.

Desde un principio.

Recuerda haber visto su rostro lleno de terror por la idea de Taehyung. También recuerda haberle preguntado porque nunca salía con ellos de fiesta. O el motivo por el que nunca dejaba que nadie fuera a su casa. También había ciertas cosas extrañas en él desde que había llegado hace unos meses. Demasiado asustadizo y frágil. Tan pequeño. Tan adorable. El chico al que todos se acercaron enseguida, haciendo que hasta alguien como él quisiera volverse su amigo a toda costa.

¿Quién podría resistirse a alguien como él?

Nadie.

Fue entonces cuando todo parecía ir perfecto en sus vidas, que comenzaron las desapariciones. Sus gestos. Su miedo. La forma en cómo se negó rotundamente a unirse a ellos aquella noche. Apareciendo luego en el lugar a la hora acordada. Claro, nadie jamás sospecharía de él. Era obvio.

Darkness | YM [OS]Where stories live. Discover now