CAPÍTULO 37: VOLVER A LA FELICIDAD

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CAPÍTULO 37: VOLVER A LA FELICIDAD

Al día siguiente de la visita de las tías de Santana, Brittany estaba en su habitación mientras su novia y su hermana estaban en la sala, su padre y Brenda estaban trabajando. Quería hacerle un regalo a la latina para pedirle perdón por toda la presión a la que la había sometido y estaba preparando la tarjeta que le daría con algo de música que sonaba de fondo. De repente, sintió que unas manos que conocía muy bien rodeaban su cintura y se posaban en la parte baja de su tripa mientras la cabeza de la morena se apoyaba en su hombro y dejaba tiernos besos en su mejilla. La rubia sonrió porque después de todo lo que había pasado en los últimos días apenas había recibido cariño por parte de su pareja y echaba de menos sus abrazos, besos y caricias. Las manos de la latina desabrocharon un par de botones de la parte alta de la blusa para poder meter la mano en busca de los pechos de la joven.

– Cariño, Finn está abajo. – Dijo la ojiazul mientras disfrutaba de los mimos.

– Le he dicho que si quiere seguir con vida no suba aquí en las próximas dos horas. – Informó la más baja.

– ¿Dos horas? Sea lo que sea lo que has planeado, no cuentes conmigo. – Bromeó la mayor.

No recibió respuesta, las manos que la acariciaban salieron de debajo de su blusa y dejó de sentir a la menor. Justo cuando iba a protestar, su novia la levantó de la silla y juntó sus labios en un beso pasional y muy necesitado. Cuando se quedaron sin aire se separaron, momento que Santana aprovechó para hablar.

– ¿Estás segura que no puedo contar contigo para mis planes?

Brittany volvió a besar a su pareja y las dos acabaron sin zapatos tumbadas en la cama con la morena encima de su novia. Terminó de desabrochar los botones de la blusa y se la quitó a la rubia. Se incorporó y se deshizo de su vestido mientras la mayor se quitaba los pantalones. Volvieron a juntar sus bocas permitiendo que sus lenguas comenzaran una lucha por el control del beso. La ojiazul cambió de posiciones para quitarle las medias a su novia. Cuando lo hizo, la menor volvió a la posición inicial, quedando nuevamente encima.

– Ah, no. La última vez fuiste tú la que llevaste las riendas. Ahora me toca a mí.

Brittany obedeció y se dejó mimar por la morena, que en vez de volver a sus labios prefirió pasar al cuello de la más alta. La rubia sólo podía emitir gritos de placer que, por mucha música que hubiera, estaba convencida de que su hermano estaba escuchando. La latina mordía, chupaba y lamía el cuello y la clavícula de la mayor, de manera que seguro le quedarían marcas. Sin embargo, estaban tan excitadas que no les importaba.

La más baja soltó el cierre del sujetador de la mayor y comenzó a acariciar uno de los pezones con su lengua mientras con su mano acariciaba el borde de la braguita de la ojiazul.

– Ah, Santana... Acelera un poco, te necesito ya. – Se quejó la rubia.

En ese momento, la morena se detuvo.

– Debería vengarme por lo de la última vez. – Dijo la latina. – Y esta es tu tortura.

– No, por fa... Ahh – La mayor no pudo terminar la frase porque su novia volvió a sus pezones. Siguió bajando mientras tocaba delicadamente con su lengua la piel de la rubia, no dejando ni un sólo centímetro de su vientre sin acariciar. Ese era el único contacto que mantenían las dos chicas, la lengua de la morena recorriendo el cuerpo de su novia. Eso suponía una tortura maravillosa para la mayor. Estaba segura de que llegaría al orgasmo si seguía mucho tiempo así. No paraba de decir incoherencias y pronunciar el nombre de su pareja entre gritos de placer. Eso hacía que Santana se sintiera poderosa, por todo lo que era capaz de provocar en Brittany. Sin embargo, se apiadó de ella y decidió complacerla un poco, se quitó ella lo que le quedaba de ropa interior y comenzó a bajar lentamente la braga de Pierce. Cuando retiró todas las prendas, se levantó.

– Ahora prepárate, porque viene lo mejor. – Dijo la latina seductoramente mientras se colocaba de manera que la cabeza de la rubia quedaba entre sus piernas y ella se agachaba para poder lamer el clítoris de la otra. Las dos comenzaron a masturbar con sus lenguas a la otra y ambas se dejaron llevar, de manera que introdujeron varios dedos en la entrada de la otra. Sus manos y lengua se movían todo lo deprisa que podían mientras sentían el placer que les provocaba la otra. Los gemidos se veían ahogados por la piel de la otra hasta que ambas llegaron al orgasmo a la vez.

Veinte minutos después, la pareja bajaba a la sala y se encontraba con Finn y Puck.

– Hola chicos, ¿Qué haceis? – Preguntó Brittany.

– Jugando a los videojuegos – Respondió el más alto.

– Nosotros no preguntamos lo que hacíais, nos ha quedado más que claro por los sonidos que venían de arriba. – Dijo el judío.

– Lo siento. – Dijo la rubia avergonzada.

– No pasa nada, pero que sepas que la próxima vez puede que suba a haceros compañía. Santana debe ser muy buena si gritas así. – Bromeó Noah.

– Ni en tus mejores sueños, Puckerman. – Cortó la latina al notar la incomodidad y la vergüenza de su novia.

Yo Estaré Contigo (Brittana girlxgirl)Where stories live. Discover now