The Balcony »Frededdy« [TERMINADA]

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Llovía torrencialmente. No tronaba, más las calles de Madrid se encontraban llenas de agua a tope.
Freddy se paseaba por la calle, arrastrando sus borcegos rojos por los charcos que se formaban en la acera rota.
Su paraguas negro podía protegerlo de algunos chaparrones, pero este daba una excepción, la lluvia conseguía de una u otra forma entrar bajo el artefacto y mojar al solitario castaño.
Las calles lógicamente bacías. Algún que otro coche se atrevía a pasearse ocasionalmente por allí.
¿Por qué estaba allí, mojándose cual idiota? Pues simplemente le gustaba la lluvia, especialmente cuando estaba triste. Había discutido fuertemente con Fred. Nada grabe, pero para aquel joven de catorce años ello había sido el detenimiento perpetuo del universo.
Fred estaba actualmente en clases, y no volvería hasta dentro de unas horas.
Tenía nueve meses de vacaciones, por lo que esperar cinco días a la semana a Fred tendría que volverse una costumbre. Luego de la escuela, el azabache habitualmente se dirigía a casa de sus padres y hermanos, para asegurarse de su bien estar.
Pateó una piedra, la cuál golpeó otro zapato. Elevó su vista al portador de aquél zapato, para encontrarse con un joven albino de una estatura promedio, algo más alto que el, pero nada que resaltar. Portaba los mismos hermosos ojos que su pareja.
—Lo siento— Susurró Freddy algo apenado.
—Hmm... No importa ¿Quieres que te lleve?— Preguntó aquel albino. Freddy negó muy agradecido por la oferta.
—No, muchas gracias... Estoy dando un paseo.
—¿Con lluvia?... Eso no es normal— Afirmó el albino, con una ceja en alto—Me agrada. Si no quieres que te lleve... Pasearé con tigo.
Ambos sonrieron.
—Dime tu nombre— Pidió el castaño.
—Gold Thompson, un gusto— Sonrió Gold— ¿Y tu eres...?
—Freddy Fazzbear, el gusto es mío— Saludó tan cordial como siempre Freddy.
—¿Freddy? Jamás había oído a nadie con ese nombre...— Rió el albino— Me gusta.
—En realidad, mi nombre es Frederick, pero nadie me dice así, excepto...— Gold lo interrumpió riendo.
—Tu madre cuando se enoja, ¿Verdad?
—Creo que no necesito confirmarlo— Rió Freddy— ¿Eres de aquí?
—No... Soy de Alemania— Dijo el albino— ¿Y tu que me dices?Claramente no eres de España, no tienes el extraño siseo de la gran mayoría.
—Soy de Chile... Santiago Del Estero, para ser precisos.
—He pasado mis vacaciones allí, es realmente lindo— Admitió el adinerado Gold— Veo que en Chile las personas son bastante bonitas.
Freddy tardó unos momentos en captar el piropo, más en cuanto lo entendió, propiamente se sonrojó a más no poder— Y dime, Fazzbear... ¿Tienes novia?
—Soy homosexual— Sonrió Freddy algo tímido, esperando que la información enviada no cállese en manos de un homofóbico, más a los segundos se percató de que su suerte había sido acertada, ya que Gold dejó que presenciara una de las más prolijas y perfectas sonrisas que vería en su vida.
—Igual yo— Dijo satisfecho Gold. Freddy no entendía el por que de su satisfacción, mas le relajó el echo de haber echo un nuevo amigo— En ese caso... ¿Tienes novio?
—Pues... Sí... Pero hoy hemos discutido y...— Golden lo interrumpió para completar su frase como anteriormente.
—Como fue la primera pelea de pareja entristeciste, y viniste a caminar bajo la lluvia como si de una triste película se tratase... ¿Correcto?
—Tan acertado como siempre— Sonrió Freddy en unión al contrario.
—En fin, Fazzbear... Tengo que volver a casa con mi hermano, tenemos una firma con algunos fans y no quiero llegar tarde... Me gustaría mantener el contacto— Sonrió sacando una tarjeta de presentación entre su dedo índice y su posterior— Llama me.
Freddy asintió, guardando la tarjeta en su bolsillo para protegerlo de la lluvia.
—Hasta luego, Gold.
—Hasta luego, Freddy.
El rubio se alejó, llevándose con sigo su rojo paraguas de cuero. Freddy continuó su camino, rumbo a casa... Había pasado horas allí, tantas que ya se habían echo las ocho y 35 de la noche.
Gold había echo que se olvidara del curso del tiempo. Había echo que su mundo volviera a girar.