Suerte o Maldición

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    Me levanto con dificultad, mis brazos tiemblan. Tengo miedo, levanto la mirada y miro a ese chico desafiante. Corre hacia mí y me pega un rodillazo en la mandíbula, caigo al suelo agotado de no poder hacer nada. El miedo y la impotencia se apoderan de mí al ver que pasaba una vez más sin poder hacer nada para evitarlo. Me recuesto de lado y escupo la sangre que tenía en la boca. Me pregunto por qué ¿Por qué a mí? Ojalá desaparecieran Eduard y sus secuaces. Sus carcajadas interrumpen mis pensamientos, sé que estoy al límite. Miro su cara fijamente, Ese pelo negro azabache parecen las plumas del cuervo que es. Ojala pudiese hacer algo para cambiarlo, que sienta una pequeña parte de lo que siento. Me encantaría en este mismo momento ver su pálida cara sangrando en este sucio suelo. Me recuesto de lado en el suelo, en ese momento se corta su risa. Me apoyo a la tierra con la mano que tengo libre en este momento.

-¡Vaya! Será verdad lo que dicen, mala hierba nunca muere.- Dijo mientras se acercaba.

-¿Es acaso por eso por lo que sigues vivo?- Dije con las pocas fuerzas que me quedaban.

-¿Con que el pequeño insecto no se ha cansado de que lo pisoteen?- Preguntó retóricamente.

    Me consigo poner de rodillas tras mucho esfuerzo, me duele todo el cuerpo. Eduard manda a sus secuaces a que me levanten y sujeten. Forcejeo con ellos pero estoy demasiado abatido para luchar más de lo que ya hago. Se acerca lentamente a mí su líder. Me mira a los ojos y yo le respondo con una mirada de puro odio. Al ver esta expresión se detiene un segundo sorprendido y luego continua. Me agarra el cuello con una mano y me levanta la cabeza. Sonrío y le escupo en la cara. Tras esto me golpea en la cara tan fuerte que caigo al suelo.

    ¿Qué es esto? ¿Un sueño? Veo partes de mi vida. Estoy viendo ahora mismo cuando yo, Eidem, le hice esa promesa a ella. Mi ángel guardián. Alexia se llama esta chica, pero me gusta llamarle Lei porque me parece más lindo. Veo su carita asustada por saber el destino que le deparaba, sin embargo cambiaría su destino. Soy Eidem, nombre clave Alonewolf. Y esta es mi historia.

    Todo empezó aquel día con cinco años en el patio del colegio. Unos chicos me perseguían por el patio mientras jugábamos a la pillada, como siempre buscaba los sitios más difíciles por dónde ir. Pequeñas vallas, escaleras, rejas, etc... Aprovechaba cualquier cosa para sacar un poco de ventaja a mis compañeros. Sin embargo consiguieron alcanzarme, nos caímos todos al suelo lleno de hojas caídas de los agradables árboles que allí habían. Pero algo malo sucedía al otro lado de la valla que iba hacia el aparcamiento. Uno de nuestros profesores estaba siendo agredido por un hombre extraño, salimos con el infantil pensamiento de que éramos inmortales a por él y mis compañeros le agarraron de los pies. Yo le cogí la mano a mi profesor, en ese momento me di cuenta de que tenía un cuchillo clavado en su costado. Me asusté y quedé paralizado. Pero debía hacer algo si no quería que él le hiciese lo mismo a mis amigos. Le quité el cuchillo del costado a mi profe y lo cogí con las dos manos hacia el asesino. Él intentaba deshacerse de mis amigos moviéndose frenéticamente pero captó mi presencia y que tenía un cuchillo. Entonces corrí hacia él con la esperanza de poder vengar a mi maestro pero el asesino lo evita consiguiendo que solo le roce. Con lágrimas en los ojos le miro a sus ojos. Me cogió de la camisa y me levantó.

-¡Deja a mi amigo!- dijo Jhon, uno de mis amigos, justo antes de morderle en el muslo.

    Aprovecho esta distracción y que miró para abajo soltando un grito para clavarle el cuchillo en el cuello. Acto seguido me caí al suelo al igual que el asesino, pero ¿No era yo también un asesino entonces? Lo siguiente que recuerdo es la policía llevándome al reformatorio. Les había dicho que había sido el único culpable y que dejase a mis amigos.

Suerte o MaldiciónWhere stories live. Discover now