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LLEGUÉ A LA escuela en el Jeep de Stiles, no tenía sentido que fuéramos en ambos carros si al finalizar el día regresaríamos juntos a su casa. Eso era un pensamiento extraño y lo sentía bastante ajeno a mí. ¿Qué pensaría Deucalion si supiera que estoy quedándome en la casa de mi ex?
No compartimos ninguna conversación durante el recorrido. Podía notar el nerviosismo de Stiles, algo le molestaba y me estresaba que no confiara lo suficiente en mí como para decírmelo. La puerta de mi lado se abrió, tomándome por sorpresa, Stiles estaba de pie, sosteniéndola para que yo pudiera bajar del auto. No había notado que ya habíamos llegado al colegio.
—Gracias —le dije al bajar del Jeep, él asintió y cerró la puerta. Su mirada estaba perdida—. Estoy preocupada por ti, Stiles —admití, sus ojos no encontraron los míos—. Por favor, habla conmigo, no te quedes con todo, estamos aquí para ayudarte, estoy aquí para ayudarte.
Coloqué mi mano sobre su mejilla, obligándolo a mirarme. Él asintió en respuesta y me regaló una media sonrisa. Bueno, eso era algo, supongo.
Caminamos uno al lado del otro hacia la entrada del colegio y noté a Scott bajar las escaleras corriendo, miraba hacia el suelo con miedo, como si algo lo estuviera persiguiendo. No es por sonar cruel; pero parecía un poco loco al hacerlo. Ahora bien, ¿quién soy yo para juzgar a alguien por parecer loco?
