CAPÍTULO 1

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Sentía algo suave, quizá demasiado suave y húmedo sobre mis labios.

Me besaban, eso era. Me sobresalte e intente abrir los ojos, pero estos no obedecieron los tristes impulsos nerviosos que enviaba a mi cerebro. Transcurrieron varios instantes, entre mis intentos de despertar y mis ojos negándose a ello cada vez, aquellos labios, se separaron de mí y sentí su ausencia casi de inmediato. Eche en falta la suavidad de su tacto y por alguna razón, mi corazón se sintió vacío.

¡Vaya damisela estoy echa!

Yo, no podía permitirme hablar de cosas como el corazón ni mucho menos si estaba vacío o no. Aleje entonces, al universo gracias, mis pensamientos de aquello y me concentre en mi situación, algo aturdida por no haberlo hecho antes, mis extremidades estaban entumecidas sobre una ¿colcha? ¿Cama? Solo discernía que mi cuerpo se encontraba de forma horizontal sobre algo, en pocas palabras estaba acostada. No podría decir cuánto tiempo llevaba en aquella posición.

Lo ignoraba hasta el momento, o quizá mis oídos se habían acostumbrado a él, pero un sonido insistente se repetía una y otra vez. Hacía eco en mis tímpanos y me fastidiaba.

Se alejaba...

Se acercaba...

Alejándose...

Acercándose...

Se aleja...

Se acerca...

Va y viene

Tic

Tac

Tic

Tac

Se va...

Viene...

No puedo contabilizar el tiempo que estuve dentro de aquel estupor. Imaginando los días que se iban y venían, sin que fuera consiente de ellos.

¿Días? ¿Horas? ¿Meses? No lo sabía, por más que intentara contabilizar el tiempo que pasaba en medio de la vigilia en que me mantenía mi cuerpo, la oscuridad se extendía a mí alrededor y cuando deseaba alejarme de ella, me encontraba frente a una barrera invisible que me lo impedía. Me sometía a la ignorancia. Algunas otras veces, parecía encontrarme bajo el agua y era ella quien me retenía. Mi cuerpo, parecía decidido a ser mi carcelero y en algún momento me rendí a él.

En escasos intervalos de tiempo, despertaba y ocupaba mi tiempo en contabilizar el número de repeticiones de aquel ruido que se había convertido en mi única compañía. Uno, dos, uno, dos. Era un ciclo incesante y en algunas ocasiones llegue a calcular más de veinte de ellos; lo que se traducía, en aquella nueva medida de tiempo que había inventado para mí, en algunos 20 minutos. Veinte minutos, era el máximo que había establecido antes de que mi conciencia se viera arrastrada nuevamente por la oscuridad.

En algunas ocasiones cuando luchaba por romper el cristal que me aprisionaba o cuando deseaba nadar fuera de aquel líquido, este se cerraba a mí alrededor y el sonido se intensificaba, dispuesto a molestarme. Lograba alterarme y en conjunto con los obstáculos que encontraba en mi subconsciente, me sometían. Me era pues imposible luchar contra ellos y terminaba sediento a sus deseos; lo que se resumía en dejarme llevar por la oscuridad.

En medio de uno de mis momentos de lucha, mis cavilaciones se vieron interrumpidas por el contacto de unas manos que se movían mecánicamente a través de mi cuerpo. Me despojaron de lo que fuera hasta ese momento cubría mi cuerpo y un escalofrió me recorrió de pies a cabeza. Lo que supongo era mi vestimenta, fue cambiada casi de inmediato con igual monotonía. Creí escuchar algo más allá del ruido que me acompañaba, dado que en ese momento parecía escucharse más fuerte que de costumbre, pero aunque me esforcé no pude discernir nada.

El agua, parecía esta vez hacerse más cálida pero no lo logre. Un dolor agudo se extendió por mi mano derecha y a medida que lo sentía avanzar por mi piel, una bruma espesa reemplazaba el líquido a mí alrededor. El constante tic, esta vez se alejaba de mí y me dejaba en medio de un silencio aterrador. No tuve tiempo de luchar, mis sentidos parecían hipnotizados y el vapor a mí alrededor me venció.

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⏰ Last updated: Sep 27, 2018 ⏰

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