Capitulo 2

2.8K 122 8
                                    

CAPITULO 2

-Así que, _____ -interrumpí la comida y la miré - ¿De dónde eres? -pregunté cortésmente, aunque lo del apodo no se me había olvidado.

-De Holmes Chapel -respondió fría y luego desvió la mirada a su plato.

-Yo nací allá, pero me mudé a Londres por razones personales... -le conté y ella simplemente no respondió. Veía a Nani, quien la asesinaba con la mirada cada vez que podía, porque era una chica muy grosera -Y cuéntanos, ¿Cuántos años tienes? -pregunté nuevamente, solo para que la situación no fuese tan incómoda.

- ¿Acaso nos vamos a casar para que me pregunte tantas cosas? -dijo.

- ¡_________!, ¡por una vez en tu vida trata de ser amable! -gritó Marie, jamás la había visto tan molesta.

-Tranquilízate Nani, todo está bien -mentí. No respondí con una variedad de insultos únicamente porque mi Nana era lo más preciado en mi vida y no merecía que la hiciera enojar más -Mitch te mostrará tu habitación -dije refiriéndome a __________ -y bueno, bienvenida a la familia. Estás en tu casa -me puse de pie y limpié mis labios con el mantel -con permiso -terminé de decir y caminé fuera del comedor.

Mientras subía las escaleras a mi pieza, escuchaba una lista de insultos de parte de mi Nana, estaba en verdad molesta.

Me senté frente al ventanal de mi oficina, con vista a un bello campo, y saqué un cigarrillo de mi bolsillo acompañado de un bello encendedor tallado a mano en piedra, que mi padre me había obsequiado días antes de su muerte. Encendí mi puro con este y lo inhalé inmediatamente, aun sabiendo las consecuencias de mi acto.

El humo de mi cigarro ofendía mis ojos y hacía un movimiento involuntario cada vez que lo acercaba a mi rostro, provocando que los cerrara de inmediato. Una de mis manos permanecía en mi bolsillo y la otra sostenía mi entretenimiento.

De pronto, observé a esta muchacha, ______, corriendo en dirección contraria nuestro hogar por los campos mientras se balanceaba con el cesar del aire y me provocó esta extraña sensación de libertad. Presioné el cigarrillo en el cenicero y colgué mi saco en el perchero. Cogí un gorro de lana y corrí hacia ella luego de bajar al primer nivel y salir de casa.

-Dicen que es bueno llorar, es saludable -dije luego de sentarme a su lado.

-Ah sí, ¿y quién lo dice? -suspiró y aclaró su garganta con saliva.

-Los médicos...

- ¿Y les crees? -preguntó, lo cual no esperaba.

- ¿Tu no? -pregunté nuevamente, aunque responder una pregunta con otra es de mala educación.

-Ellos dijeron que mi madre no moriría -se limitó a decir -aunque, pensándolo bien, llegué a creerles alguna vez.

-Creer no siempre es bueno, eso no es saludable -dije y ella rio levemente, pero luego se mantuvo seria - ¿sabes?, yo entiendo lo que se siente, _____. También perdí a mis padres

- ¿En serio? -me miró. Sus enormes ojos marrones se incrustaron en mi mirada, estaba llena de ilusión y tristeza - ¿Hace cuánto?

-Años. Muchos a decir verdad...

- ¿Cómo se siente ahora? -preguntó. No quería hacerla sentir peor.

-Mejor, eso creo. Ellos siempre están contigo, te oyen y creo que es una ventaja ante los demás, ¿no crees? -contesté, con esperanzas de sonar amable.

-Lo es -asintió con la cabeza, y entonces me sentí mejor.

-Vamos -le dije al ponerme de pie y ella me miró.

En busca de esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora