Capítulo 7: El comienzo de la profecía

596 36 17
                                    

Luego de lo que acababa de ocurrir, decidimos que no haríamos ninguna parada más ni nos desviaríamos en ningún momento, aunque sabíamos perfectamente que lo que había pasado había sido planeado por el hombre que había conocido anteriormente.

Todavía seguíamos alterados, y a Félix le caían gotas de sudor por toda la cara. A mi, por otra parte el corazón se me había acelerado y creía que iba a desmayarme allí mismo.

Félix me dijo que descansara, pero ya no quería dormir más, no después de lo que paso. Además sabía que si cerraba los ojos aparecería en aquella isla.

El resto del camino lo hicimos en silencio, pero con la música sonando para que no sea tan depresivo.

Después de unas tres horas, llegamos al puerto, donde alquilamos un pequeño barco blanco para dirigirnos a la isla. No sabíamos mucho, pero algunos de los que estaban allí nos miraban como si estuviésemos locos, y si lo que iríamos a hacer fuese un suicidio.

Finalmente nos subimos al bote, el cual no parecía que fuese a soportar un largo trayecto, y comenzamos nuestro último tramo del viaje. El océano estaba un poco agitado, por lo que cada diez segundos me entraban náuseas, aunque en ningún momento vomite. Félix parecía estar bastante bien, como si lo que estábamos haciendo fuese pan comido.

De repente el cielo comenzó a nublarse y a tornarse de un color negro, nubes grises y bajas que parecía que iban a rozar nuestras cabezas y , sorbernos hacia ese tenebroso cielo, pero delante de nosotros, el mar tenía un color turquesa, con tintes violetas y rosas, completamente trasparente, donde podías ver diferentes tipos de peces.

-Cat mira eso- Decía Félix señalando con un dedo lo que habíamos dejado detrás.

Dos tornados gigantescos comenzaban a formarse, uno acuático y otro de aire, pero los eran igualmente de horripilantes. Era realmente escalofriante. Por lo que me quede detrás del chico, esperando que este pudiese hacer algo para protegerme.

Pero ,luego,a pocos metros, podía distinguirse una isla, no muy grande pero tampoco muy pequeña. Mis ojos quedaron maravillados, nunca había visto nada que la igualara. El mar que la rodeaba parecía más bien un arcoiris, debido a las combinaciones de colores que presentaba. Podía observar peces gigantescos nadando debajo de nosotros, pero estos parecían no notar nuestra presencia y en ningún momento osaron en atacarnos.

Cada vez estábamos más cerca de aquella isla. Comencé a observar como las imágenes que tenía ante mis ojos, eran las mismas que había visto en mis "sueños".

Luego de unos pequeños minutos detuvimos el pequeño barco en la orilla de la isla y descendimos. Me moje un poco mis pies, pero no importaba porque por lo visto estaba en la zona de verano de la isla ya que el calor que hacia era sofocante y deseaba quedarme en aquellas aguas templadas cristalinas.

-¿Lo reconoces,no es cierto?- me dijo Félix.

-Creo...creo que si-comencé a decir lentamente- Es el lugar de mis sueños.

Continuamos caminando en silencio. Recordaba las personas de mi sueño, a Adham, a Emily, a Eonix, el hombre viejo. ¿Las vería nuevamente ahora?

Félix se detuvo, haciéndome una señal para que no haga ningún tipo de ruido. No comprendía que sucedía. De repente este agarro una pequeña piedra que había en el suelo y la tiro en dirección al patio que estaba delante del majestuoso castillo. De repente la piedra que había tirado salió disparada para otra dirección con gran velocidad, y sin poder ver donde había caído.

Quede sorprendida ya que en mis sueños nunca había pasado eso.

-Es que en tus sueños tu eras bienvenida- me dijo Félix como si pudiese leer mi mente.

El Circulo de EonixWhere stories live. Discover now