35. La noche que lo cambió todo (Parte 2)

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-¡Coñoooo! - me desperté de golpe. ¿Que estaba pasando? Cuando pude recomponerme me levanté rápidamente de la cama. Era Ana, no estaba en la cama. ¡Mierda Ricky! Salí hasta el pasillo para ver que estaba sucediendo. Pude ver como había un vaso roto en el suelo y estaba todo empapado de agua. Ana y Ricky intercambiaban palabras, al parecer la primera se había asustado al ver a Ricky y se le había caído el vaso. Para mi suerte, Ricky se estaba comportando como un autentico galán y no había dicho nada fuera de lugar. ¡Gracias a dios! Cuando vi que volvía a la habitación, ya con otra vaso de agua, me senté de nuevo en la cama para que no me pillase cotilleando.

-¿Ya has conocido a Ricky? Me has despertado con tu grito. ¡Ya te vale eh! - dije para sacarle hierro al asunto - Ven aquí - la invité a que volviera a la cama - ¿Ya me has robado la sudadera? Que bien te queda cabrona - llevaba puesta una sudadera que tenía tirada por la habitación y no me extraña que se la hubiese puesto porque su única ropa en aquel momento era ese vestido que todavía yacía en el salón si es que nadie lo había recogido - No sabes cuanto tiempo llevo soñando con esto y lo feliz que me hace que se haya hecho realidad - me sinceré.

Para mi sorpresa obtuvé una respuesta - Y yo Mimi y yo - Realmente llevabamos tanto tiempo haciendo el tonto cuando esto podría haber ocurrido haces meses. De nuevo, y como ya era habitual entre nosotras, se hizo el silencio. Estabamos ambas estiradas en la cama cojidas de la mano, sin hacer nada más. De repente un sonido interrumpió.

-Creo que te llaman, ese no es mi movil.

-¡Mierda! - dijo Ana exaltada.

-¡Esa boquita Anita!

Enseguida supuse que debía ser alguien que la echaba en falta y esque no la había visto tocar el movil des de las 4 de la madrugada y ya era casi la hora de comer. Y efectivamente, era su madre, por lo que escuché la conversación, su madre se pensaba que había dormido en la casa de un chico, por el contexto y conociendo la situación, seguramente su madre pensaba que estaba con Jadel. Menudo cabrón. También pude escuchar como le decía que estaba en casa de una tal Thalía, ni idea de quién era esa muchacha dijo que era una amiga de la Universidad, pero puestos a mentir podría der cualquier persona o incluso nadie pero, porque no le decía la verdad, que más daba Thalía que Mimi. La verdad que eso me molestó bastante, pero no le di más importancia de la necesaria.

-Chica mala ¿eh? - le dije cuando ya había colgado la llamada. Me dolía que no quisiese decir la verda, evidentemente tampoco quería que le diese detalles de la noche a su madre, pero ¿porque no podía decirle que estaba conmigo? ¿A caso se avergonzaba? - ¿Por que no le dices la verdad? - le pregunté bastante molesta.

-No puedo, ahora no.

-Ana, es tu madre - no entendía porque estaba haciendo eso.

-Precisamente por eso Mimi - no entendía que le pasaba. A caso se creía que quería que le dijese lo que acababamos de hacer en mi cama. No, no era eso. Solo que no soporto las mentiras inecesarias y eso ya me estaba cabreando.

-No tengas miedo - me lavanté de la cama y nos fundimos en un abrazo. No soportaba verla pasarlo mal, ya lo había pasado suficiente mal durante mucho tiempo, y mientras estuviese yo allí, no lo iba a permitir.

🥑🥑🥑

Y de repente llamaron a la puerta y me desperté. Nos habíamos quedado las dos dormidas de nuevo.

-Chicas, he hecho la comida!

-¿Vamos? Ricky es el mejor cocinero que conozco - sugerí.

-Claro

Ricky había preparado su plato estrella, espaguetis a la carbonara con aguacate. Era mi comida favorita des de que me la preparó por primera vez. Parecía que a Ana le habían gustado tanto como a mi porque casi ni respiraba entre bocado y bocado.

-Ricky... - interrumpió Ana de golpe. Me la quedé mirando anonadada ¿por que quería hablar con Ricky?

-¿Sí? ¿Todo bien? - le respondió él.

-Tu... ¿tu conoces a Agoney? - me quedé con la boca abierta, como Ricky, no podía ser verdad. Nos quedamos unos instantes mirándonos entre nosotros.

-Si. ¿Por? - respondió Ricky.

-Me sonaba mucho tu cara y sabía que Agoney tenía un rollo con un chico llamado Ricky. Pero eso fue en septiembre ¿verdad? ha pasado mucho tiempo ya. No se ni como me he acordado... Tenías que ser tu ¿eh? Que coincidencia ¿no? - Joder no podía estar pasando esto. ¿Cuando había coincidido ella con Ricky? ¿Donde se habían visto? ¿Como se acordaba de él si todo eso ocurrió en septiembre? De golpe y sin darme cuenta escupí toda el agua que tenía en la boca.

-¡Coño! - me tiré para atrás para no mojarme con el agua y me quedé paralizada mirando la escena. ¿Que estaba pasando? ¿Por que se acordaba ella de Ricky? ¿Le diría algo de lo nuestro a Agoney? Si lo hacía, sería mi perdición - Perdón, perdón. Casi me atraganto con el agua. Que torpe ¿no? Voy a arreglar este desastre - me disculpé en cuanto pude volver a la realidad.

Me quedé a cuadros de lo surrealista que había sido esa situación. No sabía muy bien que acababa de pasar pero supe que no debía volver a hablar de Agoney, almenos con ella, así que seguí comiendo mis espaguetis en el más profundo silencio. Cuando terminamos la comida sugerí ir a por una horchata, si se que era raro, pero había una razón en ello. Todos los sábados por la noche, la había visto ir a tomar con sus tres amigas de siempre una horchata. Intuí que le apasionaban, porque nadie tomaba horchata en invierno, así que pensé que le haría ilusión, y no me equivoqué, le pareció un plan perfecto. Recogimos nuestros platos y cuando nos íbamos a vestir para salir, algo nos interrumpió.

-¡Putaaaaa! - me acerqué asustada a Ana.

-¿Estás bien Ana? - la cogí en brazos como pude y la acerqué a una silla del comedor - siéntate aquí.

-¿Pero que ha pasado maricona? - soltó Ricky.

-Me he dado con toda la pata de la mesa en el pie y la rodilla - dijo mientras observaba su pie para comprobar como estaba.

-Esto te pasa por ir descalza Ana Banana - dije para tranquilizar la situación - ¿Ya estás mejor? ¿Te duele mucho?

-No, no es nada. Estoy acostumbrada, soy muy torpe - Ricky al ver que todo iba bien decidió irse a su cuarto y dejarnos a las dos solas.

- Seguro que estas bien ¿eh? No me mientas, si te duele dímelo que luego va a ser peor. Y yo no me quiero quedar sin pareja de baile - le dije ya menos preocupada a Ana.

-Seguro Mimi. No te preocupes de verdad, no es nada. Ha sido solo el momento del golpe, ya no me duele.

-Gracias por confiar en mi Anita - le dije mientras dejaba un beso en su frente. Fuimos a mi habitación y le propuse algunos outfits dado a que no tenía ropa para salir a la calle. Cuando nos decidimos por la ropa fuimos al baño para que se desmaquillará porque todavía llevaba el maquillaje de anoche y aunque estaba preciosa de la forma que fuese no era plan de salir a la calle. Me excusé en que lo estaba haciendo mal y se dañaría la piel para poder acariciarle la cara de nuevo mientras le pasaba las toallitas por la cara. Me moría de ganas de besar esos labios, la tentación era cada vez más grande. De repente llamaron a la puerta del baño.

- ¡Chicas! ¿Estáis o que? ¡Se me va a hacer de noche esperando! - ¡Maldito Ricky!





Este es el último capítulo de la segunda parte. La verdad que he tardado más de lo habitual en actualizar porque me ha costado bastante escribir este capítulo y el anterior. Tardaré seguramente un par de días en empezar la tercera parte pero en cuanto pueda lo haré. Gracias de nuevo por todo el apoyo 💜

Todo el tiempo del mundo | ‪WARMIWhere stories live. Discover now