Capítulo único

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Yoongi estaba demasiado acostumbrado a la presencia de Seokjin en el dormitorio.

El mayor del grupo, quien se caracterizaba por actuar como un niño muy de vez en cuando, tenía una risa llamativa y ánimos inagotables. Al principio, Yoongi dedujo que alguien con esa clase de personalidad debía de ser bullicioso pero, muy por el contrario de lo que creyó, Seokjin resultó ser el mejor compañero que en su vida pudo imaginar. Demasiado ordenado y considerado, aquel chico no hacía más que dedicarle sonrisas cuando sus miradas se topaban, y el menor se sintió agradecido de poder tenerlo a él.

Comenzó de esa manera; con movimientos tan sutiles que parecían imperceptibles, pero avanzó de una manera inimaginable.

Yoongi, que se perdía a sí mismo por demasiado tiempo cuando de trabajo se trataba, supuso que sus compañeros estarían acostumbrados a verlo saltarse las comidas e incluso renunciar a sus horas de sueño. Sin embargo, cuando se convirtió en compañero de Seokjin, se encontró a éste esperando cada noche por él mientras fingía hacer algo más.

"Se me pasó el tiempo leyendo". "Estaba viendo unos vídeos y no noté que era tan tarde". "¡Acabo de volver del baño!". Eran innumerables las excusas que el mayor ponía sólo para no decir abiertamente: temía que no volvieras esta noche. Y Min, más consciente de sus preocupaciones, dejó de desvelarse en su estudio y volvió un poco más temprano a su cuarto sólo para darle un poco de paz a su corazón.

Seokjin preguntaría siempre si había comido y, cuando el respondiera que no, le recordaría que había guardado una ración de comida para él. Cuando el tiempo avanzó, en cambio, Yoongi tuvo que soportar sus repetidos mensajes de voz diciendo "Tú! Aish! Pequeño ingrato! La cena estará pronto, vuelve ahora!", sólo para regresar y ser recibido por su sonrisa gentil acompañada de un "me alegra que estés aquí". Y los días donde no obedeciera y apagara su teléfono para enfrascarse en su música, Seokjin no le regañaría, sino que iría hasta su estudio y dejaría pocillos con comida fuera de la puerta para que los viera tras salir.

Yoongi sentía que su corazón se llenaba cada vez que aquel chico se preocupaba por él. Después de todo, no era la responsabilidad de Seokjin cuidar de él o del resto, pero siempre estaba ahí, más presente que nunca, y se dijo así mismo que, a pesar de que su personalidad podía ser un tanto escandalosa, no podía imaginar a alguien más precioso que él.

Pero, claramente, esas palabras no las diría nunca.

Cuando el día de la mudanza llegó, al igual que todos sus compañeros, Yoongi estuvo feliz de ver su nuevo hogar. Mas con el paso de los días, su cuarto se sintió inevitablemente más vacío ante la ausencia de su compañero. De repente, tener su propia habitación era algo melancólico; el espacio era demasiado grande y él comenzaba a sentirse tan pequeño como un niño. Seokjin siguió velando por sus comidas y, ahora, esperándolo en la sala, pero las cosas ya no eran igual.

Le extrañaba.

Cuando el corto descanso acabó y las nuevas prácticas para el comeback llegaron, Yoongi se sintió satisfecho de su desplante. En cuanto a baile, él sabía que no podía compararse a uno de los bailarines principales, pero agradeció tener las habilidades suficientes para seguirles el ritmo. Lamentablemente, parecía que las cosas estaban resultando más difíciles para Seokjin. Para nadie era una sorpresa que Namjoon y Seokjin fueran los que más dificultades tenían al momento de bailar, pero a medida que pasaban las horas y el primero conseguía corregir sus errores, el segundo sólo terminó desgastado mientras su rostro ensombrecía; ese no había sido su día.

Tras terminar, Yoongi intentó buscar la sonrisa de siempre de Seokjin, pero lo único que consiguió ver en sus labios fue una mueca forzada mientras sus ojos hablaban por sí solos.

Roommate [MYG+KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora