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Cam

Ella tomó su decisión.
Escogió dejarme, irse, largarse, abandonarme, cualquier puto sinónimo de abandono.
Le dije que tomara la decisión más conveniente para ella, lo que la hiciera feliz, algo minúsculo dentro de mi se rompió al darme cuenta de algo; yo no era su felicidad.
Me sentía aturdido, fuera de lugar, como si todo fuese irreal, varias veces llegué a pensar que Abril era parte de mi imaginación, sus cuadros a medio pintar lograban sacarme del imbo en el que me encontraba, me ayudaban a darme cuenta que Abril Collins había sido real y que me había costado, que me hizo amar, llorar, sufrir, pero sobre todo me enseñó lo que era la felicidad.

Supongo ya nada importaba, ni el amor que le di, ni todo lo que estaba dispuesto a darle; a entregarle.
En la facultad siempre contradecíamos a los idiotas que decían les dolía el corazón, ya que éste no duele; ¿Entonces que es éste vacío que siento?, ¿Qué es ésta extraña sensación que me oprime el pecho?
Y si los lagrimales no se relacionan con los sentimientos, ¿A qué se debe éste nudo en la garganta cada que su recuerdo inunda mi mente?, ¿Por qué cuando pienso en su sonrisa las ganas de llorar son inminentes?

Patético, eso es lo que era. Mientras yo lloro ante su recuerdo seguramente ella está feliz con quien ama, al final de cuentas esa persona nunca fui yo.
No me arrepiento de lo que vivimos, nunca lo haré. Tampoco me arrepiento de darme cuenta que las historias de amor no existen, sólo son basura literaria, los amores eternos y los para siempre no existen; en ésta vida todo es efímero.

Al final lo nuestro terminó siendo como un eclipse para los astrólogos. Hermoso, perfecto ante los ojos de las personas, admirable, de poca duración pero valioso el tiempo que persistió y al final, destructivo.

No me retracto en decir esto, valió la pena haber tenido un pequeño tiempo para amar.

Little time to LOVEWhere stories live. Discover now