8.- Los lentos tranvías: Uso.

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..."El cielo que vimos ese día
el cielo rojo oscuro,
Oye, ¿te acuerdas de él?,
Hicimos una promesa
Nos envolvía la brisa de un nuevo verano.
Estamos juntos."

El otoño me resulta una época en la que la nostalgia es reina...
Ver las hojas teñidas de un color naranja, amarillo o marrón, verlas caer desde lo alto es señal de que el árbol está listo para su sueño... Sueño del cual algún día despertará, cuando las flores en el campo vuelvan a brillar y la nieve se haya derretido con el cálido brillo del sol. Me es imposible no sentir ese raro vacío que me ha acompañado desde hace tres estaciones cada que observo fijamente el atardecer desde la ventana de mi hogar, observar al astro rey esconderse tras las montañas para burlar a la luna y las estrellas, quienes lo buscan para hablarle de lo hermoso que es.
Pero a él no le gustan los halagos, por eso huye y deja a la oscuridad cubrirlo, deja que el satélite natural y las velas que lo acompañan se pregunten "¿En dónde estará?". Y cuando él se siente listo, deja que la bella luna le abrace... Naciendo así el eclipse.

Un eclipse fue el que nunca ocurrió ese día en que mi cuerpo dejó de correr para alcanzar los rayos de él, quien era, es y será mi sol hasta que el color negro se vea acurrucado en mis ojos.

Te extraño tanto que duele.

Era un 18 de noviembre cuando todo comenzó.

~

-Hey Killua, ¿Tú entendiste algo de lo que el profesor de química ha dicho? -Cuestionó él con esa mirada que irradiba confusión y curiosidad, una mirada que a veces podía o sacarme de mis cabales, o introducirme en ellos con tanta suavidad.
Mordí mis labios tratando de recordar la explicación del profesor Mora, sin embargo, solamente llegó a mí la imagen del moreno comiendo la goma de su lápiz, con la mirada perdida en algún punto del salón.

Desde hace tiempo le dedico las clases aburridas. Poso mis ojos sobre él hasta que la hora se ve terminada.
Y aún así no es suficiente.

-No, no entendí nada. -Confesé mientras colocaba lentamente ambos brazos sobre la nuca, cubriendo la piel pálida de mi cuello ante las ráfagas del aire invernal.- Hum... Solo sé que tocamos el tema de la alquimia, una cosa que antes era considerada ciencia, pero que al día de hoy se le ha descartado e ignorado.

Si no fuera porque muy en mis adentros acepto la profesionalidad del maestro, diría que se ha visto ambas versiones de Fullmetal Alchemist.

-Entiendo. -Musitó Gon antes de que una fina y dulce sonrisa tomara lugar en su rostro.- Entonces no es necesario recordar esa clase.

-No lo creo.

Nuestros pasos nos hicieron abandonar el patio de la escuela hasta llegar al portón. La tarde caía sobre nosotros haciendo ver a nuestras sombras como dos objetos con vida propia.
Mi mente divaga un momento en lo que Gon se encarga de empujar el par de enormes rejas; entonces algo llega a ella, algo que para mí es de importancia.

-Gon. -Llamo fijando mis zafiros en sus enormes tarros de miel. Por su parte, él gira la cabeza sobre su hombro quedando en una posición un poco graciosa, pues su mejilla se nota aplastada por dicha extremidad.

-¿Qué pasa? -Contesta con la misma curiosidad de antes. En un parpadeo ambos estamos por fin fuera del colegio. Bajé la mirada al sucio pavimento y metí las manos en mis bolsillos, así me sentía más cómodo.

-¿Cómo vas con eso de que te quedas dormido sin razón y en cualquier lugar, eh? -Mi pie se movía tras el otro con lentitud ya que detrás de mi el moreno a penas estaba cerrando el portón. Hubo un silencio raro, intuí que quizá se había distraído, pero entonces contestó.

Versos De Chocolate. [En Edición]Where stories live. Discover now