Capitulo 85 2/5

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Helloo!♥ espero les guste!!! comenten porfavor... Subi 3 capitulos de la novela de Jack Gilinsky!! para que la lean y comenten si les gusto o no!!

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Te acostaste en su hombro, y él te abrazó con uno de sus brazos, mientras el otro estaba pasando entre sus cabellos. Miraste hacia arriba, y de nuevo ese cuello perfectamente atraíble. 

Pensaste: ¡Hazlo! No temas.

Delicadamente te acercaste a su cuello, y le regalaste un beso. Tus ojos se focalizaron en su rostro, al parecer no hubo reacción. Lo besaste de nuevo, esta vez sin mirarlo. El tercer beso hizo un efecto mayor, tensó su mandíbula, y relajó su brazo que te abrazaba. Esbozaste una sonrisa y le diste otro beso. Tus labios estaban fríos, su cuello estaba tibio, como si hubiese usado una bufanda por unas horas. Antes de dar un quinto beso, pasaste tu mano por el otro lado del cuello. Acariciaste tu cuello, y te acercaste de nuevo a rosar tus labios con los suyos. Enderezó el cuello, te alejaste un poco creyendo haber creado molestia. Lo contrario, Taylor acarició tus mejillas y te acercó a él para besar tus labio. 

El rose de ambos labios fue una explosión de deseos, la electricidad interminable estaba sintiéndose en cada beso. 

De segundo a otro, posabas en su regazo, besándolo. De una manera fogosa, pero con una lentitud considerable. 

Él mantenía sus manos en tus mejillas, aunque deseara bajarlas y recorrer cada centímetro de tu piel, las mantuvo ahí arriba. Tus manos se alejaron de su cuello, descendiendo lentamente por su pecho. Frotaste su pecho, y te dirigiste a los botones de su camiseta. Dejaste de besarlo, para desabrochar algunos botones. Él te veía, sentías que hacías algo que a él le estaba sorprendiendo, o tal vez no lo creía. Miró como desabrochabas unos botones y luego te miró a ti. Tú no lo miraste a los ojos hasta desabrochar toda la camiseta, ya que estabas ruborizada. Lo miraste a los ojos, y te sonrió. 

Esos ojos que te hacían perder más la calma, y esa sonrisa que portaba los labios que tu cuerpo deseaba.

Colocó un mechón de cabello detrás de tu oreja, y sin preguntar, volvía a ser dueño de tus labios.

Escuchabas la canción aún, y podías escuchar como los pequeños pedazos de leña relumbraba, pequeños chasquidos, que iban acorde al momento.

Acariciaste su pecho, y luego quitaste por completo su camiseta. El primer paso lo habías dado tú, ahora Taylor no esperó más en meter las manos en tu blusa color moca. Sentías sus manos cálidas subiendo por tu espalda y bajando hasta tus caderas. Vacilante se acercó a los botones que tenía la tuya, y los desabrochó con un poco de tu ayuda. Al quitarte la blusa besó tu cuello, y tus hombros. Desabrochó tus jeans, y delicadamente te acostó en el suelo, dónde yacía una de las mantas. Tus piernas se encontraban en los costados de Taylor. Las acarició y quitó tu pantalón, dejándote en ropa interior. Volvió a besarte, mientras se sostenía del suelo con sus brazos. Abrazabas su cuello, mientras él acariciaba tus piernas. El calor de sus manos y la forma en la que subía y bajaba por aquellas curvas era increíblemente extraño, esa explosión de sensaciones era raramente un deseo cumplido. Él dejó de besarte. Te miró unos segundos, dudoso a lo que estaba enfrentado a hacer. Sus ojos posaron en los tuyos y se cristalizaron. Su rostro hacía un extraño contraste con la luz del fuego, veías la mitad de su rostro iluminada, y podías ver como sus pupilas estaban dilatadas. También, sin olvidar su respiración claramente estaba alterada. Acariciaste su cuello, sus mejillas, y peinaste su cabello hacia atrás. Taylor se acercó a besarte de nuevo, pequeños besos que hicieron que perdieras un poco más la razón. Te colocaste sobre él, y él colocó sus manos en tu cintura. El pantalón de Taylor era un reto mayor, las pantorrillas sufrirían una agresión si no podías sacarlo por completo. Lo besabas, y bajaste por su cello hasta llegar a su pecho. Dónde delicadamente regalaste pequeños besos. Pasaste sus manos por todo su torso, y bajaste al punto del pantalón. Torpemente comenzaste a querer abrirlo, pero la acción fue interrumpida por Taylor. Colocó sus manos sobre las tuyas, y abrió su pantalón. No supiste cómo, pero esta vez resbaló sin dificultad al nivel de sus pantorrillas. Volviste a sentarte en su regazo, él dio la vuelta y de nuevo mandaba en el acto. Pasó sus manos por tus costados, y subió algunas veces. Pegó su frente a la tuya, y miraba tu cuerpo, tomando algo de aire. Miró a tus ojos, y de nuevo pidió aprobación. Sin decir nada, tomaste sus manos y las colocaste en tu abdomen. Él lo acarició como si fuese una bonita joya, y luego prosiguió a quitarte las bragas. Se deshizo de ellas, y besó tu abdomen, subiendo hasta tus labios. Tomó una manta y la colocó sobre él. Tu sostén necesitó ayuda al momento de quitarlo, parecía no haber tiempo para desabrocharlo delicadamente. Taylor comenzó a besarte fogosamente, cada vez sentías más cálido el sentir de su piel sobre la tuya. Tocaste su espalda baja, y descendiste a sus glúteos. Tomaste el resorte de sus boxers y lo quitaste delicadamente. 

Piel sobre piel, respiración acelerada y esa sensación de estar haciendo algo que deseas. Eran cosas que sentías en ese instante. Se detuvo de nuevo, agradecías su valentía de detener todo para pedir permiso, pero temías comenzar a dudar. 

Taylor: -miró hacia sus piernas y luego te miró- ¿Estás segura? –Preguntó suave y tiernamente. 

Tu: -sonreíste- te amo. 

Taylor: -Miraba tus ojos, buscando una explicación a tu respuesta. Tomó la exacta interpretación, sonrió y besó tu frente- También te amo…

Una fuerte sensación recorrió tu cuerpo. Te aferraste a su cuerpo, y todo lo esperado fue concebido. La leña aún no acababa, la canción de Pink Floyd fue reproducida dos veces, pero no escuchabas nada más que la respiración de Taylor, y era lo único que tus oídos necesitaban. 

Abriste los ojos y te encontrabas a un lado de Taylor. Una de tus manos estaba entrelazada con sus dedos, y la otra sostenía su cabeza del suelo. Miraste a tu alrededor, y tú tenías todos los cojines de tu lado. Miraste a Taylor de nuevo, posaba tranquilo, perfectamente inofensivo. Acariciaste con uno de tus dedos; su mejilla. Recordaste hace unas horas lo sucedido, una excelente noche. Miraste la hora y era tan temprano que aún no salía el sol. No querías despertar a Taylor, pero éste te jaló del brazo y te atrajo a sus brazos. Besaba tu cuello, mejilla y espalda. Te provocaba cosquillas, y el escuchar tu risa lo hacía reír. 

Te rodeaba con sus fuertes brazos, y sentías su pecho en tu espalda. 

Taylor: ¿Qué hora es? –Preguntó mientras te soltaba de sus brazos. 

Tu: Amo esa voz… ronca mañanera. –Sonreíste- 

Taylor: Yo amo… amarte tanto. –Sonrió, soltando una risita.

Sonreíste.

Tomaste tu teléfono celular y viste que eran las ocho de la mañana. Las cortinas estaban cerradas, por lo cual creíste que sería más temprano. 

Preparó el desayuno junto a ti. Unos ricos “waffles” con jarabe arriba y un poco de fruta picada.

Se encontraban en el comedor, él estaba frente a ti, y comía viéndote. 

Tenías puesta su camiseta de cuadritos, y un pequeño short de tu equipaje. Él estaba con un pantalón de pijama. 

Tu: -Sonrojaste- ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? 

Taylor: -Asintió- Sí. Acércate… 

Te levantaste de la silla, te apoyaste en la mesa y te acercaste…

Nothing To Lose (Taylor Caniff y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora