Buscando Mi Camino 7

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LALI:

Cuando salimos de ese lugar, lo primero que hicimos fue parar a comer en un MacDonalds que había en la mitad de la carretera. Thiago sonrió de oreja a oreja al verlo, me dio la mano y tiró de mí hasta llegar a la puerta:

- ¡Siempre he querido venir a este lugar! He visto los anuncios por TV, pero los del orfanato nunca nos han traído a comer. Dicen que la comida acá es basura. Pero te dan regalitos y parece rica.

- Obviamente, no es bueno comer acá todos los días. La comida tiene muchos condimentos y te puede hacer daño a la panza, pero una vez cada cierto tiempo, comer acá no está mal. A mí me recuerda a cuando era niña y mis padres me traían a comer junto con mis hermanos - dije sonriendo -. Así que Thiago, espero que te guste este lugar y lo disfrutes mucho.

- ¡Claro! - exclamó él sonriendo.

Miré a Peter. Parecía estar muy feliz, al igual que el nene. Yo por una parte me sentía feliz, y por la otra apenada. En realidad, no sabía al 100% si Thiago era o no mi hijo. Pero lo sentía como tal. Además, era horrible que ese pequeño hubiera pasado por tantas calamidades, pudiendo haber tenido con sus papás una vida de cuento.

Nos sentamos en una mesa y Peter fue el que caminó hasta la caja para pedir la comida. Aunque todo el mundo me miraba, al menos me respetaban. Mucha gente esperaba a que terminara de comer para que firmara autógrafos o me tirase fotos. Seguro que les extrañaba que estuviera con un nene que no fuera mi sobrino Santino. Y eso que no habían visto que estaba comiendo con Peter Lanzani. Mi ex novio. Esperaba que la prensa fuera cautelosa y no dijera cualquier cosa, porque podía meterme en problemas con Santiago.

¡Santiago! ¿Estaría feliz con la llegada del enano a mi vida? Esperaba que sí. Le gustaban los niños y se divertían mucho con ellos. Al menos con Santino. Y esperaba que con Thiago ocurriera lo mismo. Y que aceptara a Peter cuando fuera a visitar al nene a mi casa. Confiaba en Santiago, él era muy educado y sabía cómo comportarse en cada momento.

Peter en ese momento llegó con las bandejas llenas de comida:

- Listo todo para comer - dijo sonriendo. Thiago también sonrió -, cajita para Thiago y hamburguesa para mí y para Lali.

- ¡Qué rico! - exclamó Thi.

Peter lo sirvió todo en la mesa y nos pusimos a comer. Thiago disfrutaba muchísimo de la comida y Peter y yo no parábamos de mirarlo sonriendo.

- ¿Puedo ir al baño? - preguntó al terminar de comer.

- Obvio. ¿Te acompaño? - se ofreció Peter.

- Sí, pero te podés quedar afuera.

- Obvio que sí enano.

- Te esperamos afuera - dije yo -. Vamos a recoger todo esto y regresamos a casa.

Thiago asintió con la cabeza, Peter me ayudó a recoger la mesa y los tres fuimos al baño. Thiago pasó y yo me quedé afuera con Peter:

- He pensado que esté en tu casa. Tenés mejor mano con los nenes que yo... Yo iré a visitarlo a tu casa todos los días.

Asentí con la cabeza:

- De acuerdo. Pero, todos los días. Creo que necesita todo el amor del mundo.

- Claro que sí, iré a verlo todos los días. Para hacer algo diferente.

- Sí, ha vivido poco. y tiene que conocer un montón de cosas - dije sonriendo.

Cuando Thiago salió del baño, fuimos al auto y Peter nos llevó a casa. Peter se despidió de Thiago con el mayor amor del mundo y de mí con un cariñoso beso en el cachete.

- ¿Listo para conocer tu nuevo hogar?

- Listo - dijo Thiago asintiendo con la cabeza.

Abrí la casa y entré en ella con Thiago de la mano:

- Bienvenido a casa, enano. Espero que todo te guste. Podés recorrerla.

Thiago sonrió, me miró y se soltó de mi mano yendo a recorrer toda la casa. Escuché sus carcajadas y sus pasos, disfrutando de su nuevo hogar, al menos por unos cuantos días.

- ¡La casa es enorme me encanta! - exclamó Thiago saltando en el piso de la sala y dando vueltas -. No me puedo creer que vaya a vivir acá hasta el final de la Navidad, es un sueño hecho realidad. Todos los nenes del orfanato me van a tener envidia.

- Me alegro de que te guste enano - dije sonriendo -. Todo lo que necesites, me lo pedís, ¿de acuerdo? Cualquier cosa, venís y me decís.

- Acá no me va a faltar nada. Hay de todo. ¿Peter va a venir a verme todos los días, cómo dijo él? - dijo sentándose en el sillón despacito para no arrugar nada.

Asentí con la cabeza:

- Claro que sí. Debés saber algo de Peter - dije acercándome a él y sentándome a su lado -, que él nunca incumple sus promesas. Así que confiá. Y en mí también.

Thiago asintió con la cabeza y se colocó la mano en la barbilla, como pensando:

- Una pregunta...

- ¿Si enano?

- ¿Por qué me eligieron a mí y no a otro niño? Porque yo a la directora no la caigo nada bien. Al ser uno de los más chiquitos suelo molestar siempre en el orfanato. A veces, por las noches... Necesito que alguien me venga a dar un beso, me abracé y me haga mimos hasta que me duerma. Ella dice que ya no soy un bebé, y por eso nunca me da bola. Prefiere a los grandes, porque ellos no molestan. En cambio, los chiquitos sí que molestamos.

Tragué saliva. ¿Qué había hecho este nene para que la maldita directora le tratara así? Thiago era un angelito recién caído del cielo, que solo necesitaba cariño y un poco de amor. Me sentía completamente responsable de su cuidado, y tenía que hacer que aquellas fueran las mejores Navidades de su vida. Unas Navidades que no olvidaría jamás.

- Lali - me despertó de mis pensamientos.

- Perdón...

- Me podés responder a la pregunta. A la de porque me eligieron a mí, por favor... - me suplicó haciendo puchero.

- Pues bueno, vos fuiste el primero en conocernos. Estuviste jugando con nosotros en la salita, y por eso Peter y yo quisimos elegirte a vos. ¿No querías venirte con nosotros?

Thiago rió:

- Obvio que quería ser yo el elegido.

- Entonces, lo hemos hecho bien - lo abracé y le di un beso en la sien. Él también me abrazó y me dio un beso en el cachete -. Que lindo beso... Creo que vamos a llevarnos muy bien enano.

- Claro que sí - respondió él sonriendo.

BUSCANDO MI CAMINO -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora