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–Ahora, daremos la entrada a el novio.

Las grandes puertas de la iglesia se abrieron de par a par, un chico de rasgos asiáticos entraba acompañado de su madre. A paso lento caminaban en la alfombra de color beige, el novio con la cabeza gacha ocultaba su rostro, no por vergüenza, sino por la felicidad que contenía sus ojos ya aguados.

–¡Grande hermanito!

Gritó su hermana mayor, Mari Katsuki, quién ya soltaba pequeñas lágrimas de la emoción.

El novio no hizo más que sonrojarse y reír levemente tapando su risa con el ramo de rosas blancas.

–Yuuri, quiero que sepas que... a pesar que de ahora estás tomando otro rumbo, nosotros siempre estaremos contigo, sé muy feliz, mi querido hijo.

–Mamá... muchas gracias, te quiero mucho mamá.

Madre e hijo intercambiaron aquellas palabras, la marcha nupcial terminó, la madre del novio lo dejó con el otro chico que lo esperaba en el altar.

–Yuri, cuídalo, es mi adoración.

Dijo la señora y fue a su respectivo asiento soltando pequeñas lágrimas y sollozando con una sonrisa grabada en su rostro, entregar a su hijo menor le era todavía difícil de creer.

–Por favor, de pie.

Pidió el cura, con su biblia en mano comenzó a hablar.

–Queridos amigos, ustedes han venido a esta Iglesia para que el Señor selle y fortalezca su amor en presencia del ministro de la Iglesia y de esta comunidad. Cristo bendice abundantemente este amor. Él los ha consagrado a ustedes en el bautismo y ahora los enriquece y los fortalece por medio de un sacramento especial para que ustedes asuman las responsabilidades del matrimonio en fidelidad mutua y perdurable. Así, en la presencia de la Iglesia, les pido que digan sus intenciones.

La pareja se puso de frente, los cabellos azabaches de Yuuri se movían suavemente, el contrario tenía sus mejillas levemente rojas, sus ojos verdes brillaban intensamente.

–Yuri Plisetsky y Yuuri Katsuki ¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad y sin que nadie los presione?.

Interrogó el cura.

–Si, venimos libremente.

Contestó la pareja al unísono.

–¿Están dispuestos a ser fieles el uno al otro en el Matrimonio, durante toda la vida?

–Si, estamos dispuestos.

–¿Están dispuestos a recibir de Dios, responsable y amorosamente, los hijos y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?

–Si, estamos dispuestos.

Y acabó la primera parte de las interrogaciones. Se viene la segunda y luego el Consentimiento.

–Plisetsky y Katsuki ¿Vienen a contraer matrimonio con entera libertad?

–Si.

–¿Se comprometen a amarse y guardarse mutua felicidad durante toda la vida?

–Si.

–¿Están dispuestos a recibir responsablemente los hijos, fruto de su amor y a educarlos en la fe de Cristo?

–Si.

Y terminó, la pareja había respondido al unísono todas las preguntas.

Ahora los novios juran su amor y se aceptan como esposos.

–Yo, Yuri Plisetsky, te acepto a ti Yuuri Katsuki, como mi esposo y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida.

×Nuestro Hijo Omega ¿Es un Tigre disfrazado de Cerdito?×Where stories live. Discover now