No necesito

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No necesitamos el tacto cuando conversamos de tus ocurrencias y tampoco quisiera callarte a besos en el momento que hablas desenfrenada de trivialidades o de algún tema que te hace fruncir el ceño y morderte la mejilla interna en un acto de indignación.

No necesito decirte cuánto distorsionas mi mundo, ni la manera en la que me afecta que me beses sin ningún motivo, así como tampoco siento que tenga que expresarme acerca de lo loco que me vuelven tus rabietas o la desesperación que experimento cuando te enfadas conmigo. Me haces sentir en una montaña rusa, contigo todo y nada es posible; eres desesperante cuando quieres, dulce cuando te lo propones, graciosa muy poco y única todo el tiempo.

No hay necesidad de palabras cuando existe el silencio entre la pacífica oscuridad que hace parte de cómo nos destruimos y reconstruimos en el mayor placer de todos. Cuando tus suspiros en mi cuello deshacen cada partícula que me compone y tus besos sanan cada herida.

Se trata de que nuestro amor va más allá de cualquier amor efímero o superficial; porque tocas mi alma como nadie lo ha hecho, porque eres real.

Se trata de que tomaste mi corazón sin ningún miramiento y ahora soy esclavo de tu mirada, de la comisura de tus labios y cada una de tus expresiones. Soy esclavo del más infinito placer; el amor que tú me otorgas.

— Para Alaska.

Pensamientos nocturnosWhere stories live. Discover now