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Prefacio

Observo a la gente que está dispersa en el patio delantero, todos ellos llevan trajes elegantes, carísima ropa de diseñador y por supuesto, joyas que valen más del doble de lo que yo podría ganar en un año.

Sé que en cualquier momento tendré que salir y hacer lo mío.

Las manos me sudan, los nervios se apoderan de mis terminaciones y las dudas se hacen presente. Me cuestiono todo, y me reprocho todo también.

Se supone que hoy debería ser el día más feliz de mi vida; sin embargo, está lejos de serlo.

En cuanto todos los asistentes entran al lugar, mi tío se aproxima y abre el auto, tomo su mano y ambos nos dirigimos al costado, donde se ubica uno de los cuartos, allí espero paciente a que indiquen mi momento de entrada.

Entonces recuerdo la razón por la que estoy aquí, con el precioso vestido de diseñador y los nervios comiéndome viva.

Cuando conocí a Stefan, supe que él era el hombre de mi vida y hoy, camino por el pasillo observándolo a él, admirando su belleza, lo guapo que luce en ese smoking y la sonrisa que adorna su rostro.

Soy del tipo de chica a la que no le interesa la posición social, y sí, muchas veces dije que me casaría con un albañil o alguien con el mismo estatus social que yo; entonces, llegó él. 

Stefan llegó a mi vida un día común y corriente, y a partir de ese momento, nuestra historia comenzó.

Él ha estado allí en los momentos más difíciles, como la vez en la que mi hermana fue diagnosticada con leucemia, la vez en la que llamaron del hospital para informar que mis padres habían sufrido un accidente y ambos habían fallecido.

Lo perdí todo, menos a él.

Stefan me mira con sus hermosos ojos azules y me sonríe. Tomo su mano en cuanto llego a su lado. Mi tío y él se dan un apretón de manos y ambos inclinan la cabeza.

—Estamos todos reunidos aquí para unir en matrimonio a esta joven pareja —el sacerdote comienza el discurso y tan pronto como lo hace, caigo en la cuenta de que esto en verdad está ocurriendo, me estoy casando con el hombre que amo.

La ceremonia continúa su curso, no puedo dejar de pensar en mi futuro, en mi vida al lado de Stefan, el hombre que escogí y al que amo con todo mi corazón.

A partir de ahora, dejaré de ser Hannah Gray para convertirme en Hannah Robinson. Saldré del brazo del amor de mi vida, directo a una vida llena de felicidad y amor, una vida que he anhelado tanto.

Desde que conocí a Stefan, todos mis sueños se hicieron realidad. Él se encargaba de hacerlos posibles, siempre cuidando de mí y de mis abuelos, que eran lo único que me quedaba.

Cuando llegamos a la recepción donde se llevará a cabo la fiesta, él me mira a los ojos y deposita un beso en mis labios.

—Ahora eres mía Hannah, completamente mía —susurra, antes de tomarme por el cuello y capturar mi boca.

Respondo al besoinmediatamente, amando el momento y demostrándole cuanto lo amo. 

No estoydispuesta a perderlo y dejar morir este amor.