Trilogía Prohibido #3
Tocar la mano de alguien y sentir aquella chispa que recorre cada extremidad de tu cuerpo haciéndote volver a recordar lo que es sentirte vivo. Poder jurar que amas a alguien por la forma en que tu corazón late sin control al e...
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KHALESSI
Sus bellos ojos azules miran los de nuestro pequeño león sin siquiera parpadear, su mano izquierda acariciando sus mejillas mientras que roza con su nariz su rostro, una gran sonrisa posada en sus carnosos labios. Ambos susurran cosas entre sí, siendo tan bajas que no puedo llegar a oírlo por completo.
Mi mariposa sonríe mirándolos, sus manos posadas en sus mejillas con su cabeza ligeramente ladeada hacia la derecha, admirando la escena como si fuese una hermosa pintura la cual nunca podrás dejar de observar por más que quieras. Me encuentro de la misma manera, no pudiendo dejar de mirar lo hermoso que ambos se ven juntos.
—Mariposa —llamo la atención de mi hija en un susurro. Gira su rostro para verme, ofreciéndome una sonrisa llena de amabilidad —, ¿te parece si tenemos un tiempo mamá e hija?
Mi hija asiente con una sonrisa para ambas reír por lo bajo antes de subir a la segunda planta. Toma su pijama de su habitación y me sigue con pasos rápidos hacia la mía, diciéndome que va a cambiarse en el baño.
Saco mi cepillo de cabello y me siento en mi cama en el momento exacto que mi mariposa sale del baño, ya con su camisón de seda blanca puesta. Se sienta delante de mí en la cama soltando una risita, su largo cabello dorado quedando delante de mí, el cual comienzo a peinar con delicadeza. Sus ondas doradas caen delicadamente, desprendiendo un bello aroma a frambuesas.
Recién me percato de que lleva a Señor Panda entre las manos, jugando con el peluche mientras tararea una canción al mismo tiempo que yo me concentro en sujetar su cabello en dos trenzas francesas con la ayuda de ligas negras, ella concentrada en su melodía.
—Alguien se encuentra muy contenta —comento con una sonrisa.
—¿Por qué no habría de estarlo? ¡Mis tíos vienen mañana! —exclama emocionada.
—Sí, pero yo creo que alguien está emocionada por ver a Caín, ¿estoy en lo correcto? —arqueo una de mis cejas, apreciando como sus mejillas se tiñen de rosado.
Los gemelos castaños son hijos de Sophia y el hermano mayor de mi cuñada, Blake, quienes son un año menor que mi pequeña mariposa. Técnicamente, no están relacionados o son primos de sangre, debido a que la castaña no es mi familia biológicamente. Nuestros padres eran mejores amigos y fuimos criados prácticamente como primos, por lo que somos muy unidos.
Nunca ha sido secreto el pequeño enamoramiento que mi mariposa tiene con el mayor de los gemelos, Caín, quien al parecer comparte el mismo sentimiento. Sophia suele bromear que algún día acabarán juntos de la misma manera en que el padre de mis hijos y yo lo hicimos. Puede que sea cierto, pero, ¿quién soy yo para predecir el futuro?
—Caín y yo somos amigos, mamá —replica.
—Mm, papá y yo también éramos amigos a su edad —le recuerdo —. Y ahora, tenemos dos hermosos pequeños hechos de nuestro amor —digo riendo, haciéndole cosquillas.
