Día 89 - Consecuencias

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Marzo 30.

[Ella]

Parece que este espacio en el que yo planeaba escribir de su ausencia y el hecho de cuánto lo extraño, durante un año, se volvió, de un día a otro, un lugar donde sólo podré escribir mis penas en su ausencia; toda mi vida.

Un año me parecía interminable, tres meses se me hicieron eternos, pero me consolaba el hecho de que viviría con él eternidades enteras, pero ese consuelo ya no existe. Ya no más.

Leía nuestra historia, y me di cuenta del moustro que fui, la culpa me asesinaba y supe realmente que si de alguien era la culpa de que no estuviera con él, era mía, porque él dio todo de sí, y mucho más, y yo lo único que hice fue humillarle. Yo no me quería perdonar a mí misma, entonces, en un momento de arrebato se me ocurrió que podría llamarle para disculparme de todo el mal que le hice pasar.

Lo hice. Marqué el número de su casa, y tras un momento extraño en la bocina contesta.

-¿Quién habla? -su voz me hace temblar de nuevo y me provoca un nudo en la garganta.

Respondo a su pregunta evadiendo mis nervios y pregunto de vuelta si él se encuentra.

-No se encuentra -dice y muero de miedo, ¿no quiere hablar conmigo? No entiendo- no es cierto, está al habla -le escucho entre risas y mis nervios crecen.

Realmente no recuerdo lo que le dije, me disculpé mientras lloraba, quería decirle miles de cosas, pero algo me lo impedía, soltaba muchas tonterías que escapaban de mí por lo mucho que lo extrañaba.
Me decía que no había de qué preocuparse, eran cosas que ya habían pasado y que estábamos bien.

Realmente pensé que lo decía con desinterés, pero lo entendí perfectamente justo después:
Nos despedimos ya que él quería descansar, pero quería decirle más y más, entonces comencé a soltar esas burradas que yo misma quería evitar decir, como el que aún lo amaba como a nada en el mundo, que ya quería estar con él y que no imaginaba mi vida con nadie más, entre lágrimas y desesperación por hablar más y más le juré por dios que nunca me casaría con nadie que no fuera él.

-No sé qué decir -es la única frase que suelta y en ese momento entiendo todo.

-Tú... ya no quieres una vida conmigo... ¿no es así? -su silencio afirma por él y entonces habla.

-Hey, estamos bien, ¿no?, te pido que estés bien.

Escucho mi corazón crujir, siento un vacío inexplicable en el estomago y mi cabeza da mil vueltas. Me siento completamente humillada por mis impulsos, detesto saberlo, deseo jamás haber llamado y termino la llamada.

Sé cómo llegamos a este punto. Se escucha bien, se escucha tranquilo sin mí, y yo estoy derrotada, temblando, sintiendo mi mente desfallecer. No me necesita, y yo no tengo estabilidad sin él.

¿Qué se supone que haga ahora? Mi planes se derrumbaron junto con sus ganas de estar conmigo. Pero me lo merezco.

Inconscientemente siempre busqué que esto sucediera, una vez tras otra. ¿Cómo esperaba que no fuese así cuando ni yo misma aterrizaba en el daño que hacía?

Me lamento, y me lamentaré, porque lo perdí todo al fin. Al fin llegaron las tan temidas consecuencias, y son peores de lo que imaginé. Sólo estoy pagando todas las que debía. Me lo merezco.

Un Año Sin TiWhere stories live. Discover now