Atrapada en una Ninfómana

19.

Sé que fue algo mínimo, pero ya saben como soy yo. Y Gillian me dejó encendida, muy encendida.

Después del partido tenía que asistir a la fiesta de despedida de soltera de una vieja amiga, así que no dudé en irme rápido para alcanzar a llegar.

—¡Hola Pam! Pensé que no vendrías, hace mucho que no te veía -me dice muy feliz mientras me da un enorme abrazo.

—Claro que tenía que venir, no pensaba dejar de darte tu último adiós antes de que te arrojaras al matadero -le digo bromeando.

Ríe  — Oye -me dice a manera de reclamo.

— Bromeo, amiga. Felicidades -le digo, mientras le entrego el regalo.

— Gracias -me dice sincera con su hermosa sonrisa  — Pasa y toma asiento, el show no tarda en llegar.

—Gracias -le digo y me voy a buscar un asiento para que ella pueda seguir recibiendo a los invitados.

—Y bien -se escucha en el micrófono  — Estamos listos para recibir al show -dice el DJ  — Recibamos con un caluroso aplauso a Biiiiiiiig Cooooooock! 

Después de esta  presentación tan impetuosa, salió un stripper demasiado bueno para ser verdad. Con un chaleco y pantalones de cuero. Llegó bailando y se fue directamente sobre la festejada ¡Qué envidia! Después de lo prendida que estoy, quisiera que fuera a mí a quién estuviera bailando y arrimando ese cuerpo tan caliente.

Tras ver cómo se desnudaba poco a poco, dejando ver su miembro y yo toda mojada ante este hecho y por lo que sucedió horas antes con Gillian no pude resistirme y entré al baño.

Empecé arrancandome el vestido y acariciando mis duros pezones. Me bajé inmediatamente la tanga y empecé a meterme tres dedos en mi ya húmeda vagina. Lo hacía con mucha intensidad, gemía y sudaba. Gritaba casi llegando al orgasmo, no me importó, ya que la música estaba muy alta.

De pronto alguien abrió la puerta y se quedó pasmado viéndome. El show había terminado, y era el stripper que iba a cambiarse para retirarse. Yo sólo lo ví asombrada y lo metí al baño. Definitivamente debería asegurarme de poner el seguro esta vez.

 — Tú sólo aprovecha -le dije, lo senté en el excusado y me subí arriba de él introduciendo su miembro dentro de mí. 

Él seguía asombrado como para actuar, así que agarré sus manos y las puse en mis nalgas mientras daba sentones sobre él. Lo único que yo podía escuchar eran mis gemidos y sus testículos chocando contra mi carne mojada. Él empezó a tomar ritmo y también gemía mientras hacía su cabeza para atrás casi llegando al orgasmo, a mí me importaba un bledo y seguía haciendo lo mismo y apretando mis pezones.

Él no aguantó más y se corrió dentro de mí, pero eso a mi me pasó desapercibido, yo buscaba mi orgasmo, el cuál después de un par de minutos llegó, dejándome sin respiración.

Sonreí de manera malvada, levanté la mirada y dije:

 — Pamela, mucho gusto. 

Y lo saqué del baño, sin oportunidad de que hablara.