Fin

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Siento que esto podría ser algo fuerte para algunxs así que mh, solo sea mayores de edad. (??)

Capítulo sin ningún contenido además de sexo. ¿?

-¡Qué mierda te pasó! -gritó Jeongyeon en medio de la entrada del edificio.

-Solo... pues, me divertí.

-Estás loca... ¿Te viste la cara? ¡Tu cuello, Momo!

Quizá tiene razón, pero no puedo ni quiero arrepentirme. Solo sonreí con una sonrisa sincera y continué caminando, disfrutando de los recuerdos estremecedores que me traen los roces entre mi ropa y los cortes en mi pecho, rasguños en mi espalda y ligeros moretones en mis maltratadas mejillas.

Aunque no poder sentarme claramente es algo que quisiera ignorar, considerando que debo justamente estar sentada todo el jodido día en clases.

Mi cuello duele debido a las marcas hechas por sus dientes y manos, y ni hablar de juntar las piernas; continúa siendo una odisea. Ella es la culpable de mi estado, ella es quién me vuele absolutamente loca.

Y yo a ella.

Tras un quejido sostuve mi mochila aferrada a mi hombro deseando no encontrarme con ninguna persona conocida pero, siendo imposible en una universidad relativamente pequeña, no tardó en aparecer Nayeon para hacer otro escándalo sobre mis heridas, uno que Mina vio a lo lejos con una sonrisa cómplice en el rostro mientras continuaba con una conversación casual junto a algún compañero de facultad.

Llegué a mi clase, pasé por el casino, dormí en el césped atrás de mi facultad pero no hubo ni un segundo en que Jeongyeon intentase saber qué mierda hice para terminar así. Agregando mis muñecas marcadas, clavículas maltratadas y el pequeño corte en mi labio inferior.

Duele efectivamente pero no puedo evitar andar con una sonrisa de lado a lado al presenciar un dolor el cual es consecuencia fidedigna de un sentimiento sincero. ¡Y no, no estoy loca!

No fue una pelea o un asalto, solo ocurrió la mejor noche de mi vida en la cuál Mina abrió sus más oscuros deseos conmigo, dando vida a la confianza suficiente para mostrar los míos sin temor o vergüenza. Fue mágico... los azotes, las cuerdas, los golpes e insultos que basta con recordar para sentir mi cuerpo alterado. La ropa interior negra de su parte, la humillación a mi persona, tener que rogarle por piedad y ver que hace oídos sordos frente a mi voluntad. La ansiedad, dolor infinito que derivó en un placer adictivo y delicioso que me hacía rogarle más, tal cómo si fuese una perra en celo.

La amo y ella me ama, y también amo que sea una sádica de primera en la vida de una masoquista empedernida como yo.

Si bien estudiamos carreras distintas tenemos asignaturas en común y una de ellas me llevó hasta su casa como tantas veces hago aunque, la finalidad principal fue sacar libros y abrirlos en las páginas marcadas para el aburrido examen de la próxima semana.

-¿Desde qué parte no entiendes? -cuestioné observando con una típica sonrisa a Mina quien aún busca la página necesaria.

Realmente adoro que siempre humedezca sus labios con la lengua; me siento perdida cuándo lo hace.

Sin más giró a verme apartando un mechón de su cabello antes de inclinarse para robarme un pequeño beso de los labios.

-Me gusta ese color.

-¿Sí? Bueno~, el rubio era difícil de mantener así que... intentaré llevar el negro -reí sintiendo perfectamente como ella comenzó a acariciar mi mano sobre el libro.

Adicción (+18 mimo)Where stories live. Discover now