Abrazo

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Un "lo siento" y un cálido abrazo.

Así fue como todo inicio entre nosotros, como yo logré absolverlo de aquella carga que residía notablemente en su pecho todos los días que nos cruzábamos dentro o fuera de la fortaleza de la torre.

Sus labios permanecían en silencio, pero sus ojos. Esos hermosos ojos, me exclamaban lo adolorido que se hallaba cada vez que nuestras pupilas se encontraban.

Realmente no había superado nada, ni mis padres, ni Sokovia, mucho menos el rastro que dejó la guerra civil. James no era quien realmente me hacía vivir en una burbuja, de quien en verdad escapaba era de Rogers. No podía siquiera mantenerme en un cuarto con él, porque mi cuerpo no respondía a mis exigencias, me sentía débil y temeroso por los temblores que inmovilizaban.

Pedí ayuda a profesionales, medicamentos que me ayuden a controlar la ansiedad. Pero ningún psiquiatra quería proporcionarme las pastillas que requería, decían que las drogas no ayudarían, que sólo empeorarían los estragos de mi mente, que como mucho podrían recetarme algo para poder dormir correctamente. Pero nada cambiaba. Ni aunque aumentara la dosis de pastillas a ingerir; simplemente las cosas no mejoraban.

Todo iba en caída. Todo, hasta mi cuerpo, el cual de vez en cuando soñaba que se desplomaba en picada desde el último piso de la torre más alta de New York.

--Il tempo della mia morte arriverà molto presto. E tutto questo andrà al miglior offerente.

Acariciar el frío vidrio de mi cuarto, me hacía sentir la ilusión de estar todavía en aquel mundo de los hombres. En verdad quería partir muy lejos de ahí. Pero era un cobarde, no tenía el valor para hacerlo, temía que sí lo hacía todo acabaría. Ya no tendría poder para cuidar de aquel bello mundo.

Deseaba morir en el momento en que mi vida y la de los demás se hallaran en una balanza. Como un "chivo expiatorio" o un "sacrificio menor".

Aunque sí así fuera, seguramente lo único que harían sería reírse mientras con aquellas asquerosas voces vociferarían:

"Al final, murió como un estúpido ingrato y terco. No sirvió de nada que muriera. Aunque tampoco servía estando vivo."

Esas risas tan arrogantes, esos tintineos de las joyas más caras en sus grasientos cuellos, esos fríos ojos celestes como el agua más pura de mar, mirando con desagrado aquella tumba que será en poco tiempo, mi último lugar de descanso.

--Non piangere.

Aun sí me lo decía, las lágrimas desbordaban de mis ojos.

--Essere soli fa male, ma questo è ciò che meriti.

Sollozar no cambiaba absolutamente nada, sólo alivianaba la carga de mi pecho y eso, era lo único que se me permitía en mi solitaria vida. El desahogo y el silencio, recordándome que estaba completamente...

--Lo siento por irrumpir de esta manera.- Su voz invadió mi burbuja y tan sólopude sentirme desprotegido, mientras intentaba limpiar mis lágrimas, oyendo con temor como sus pasos se acercaban a mí.

--James... Por favor, sí necesitas algo, pregúntale a Rogers, yo no estoy en condiciones...

--Vine para hablar contigo.- Me interrumpió, logrando captar mi mirada al apoyar su mano en mi hombro.

Me debía ver realmente patético.

--No creo que fuera el mejor momento.

--Yo creo que sí lo es, Tony.- Se arrodillo a mi costado, ahora tomando mi mano, retirando el blíster de medicamentos que apretaba con tanta fuerza, rozando con delicadeza las marcas rojas de mi piel-. En verdad no quiero dejarte solo, pese a que no merezca estar siquiera a tu lado.

--James, ya...

--No, nunca logré disculparme correctamente, aunque nunca lograré expiar aquel pecado, menos que tú me perdones.

--James, escúchame.- Aun su mano estaba acariciando la mía, más no lo alejé,sólo dejé que siguiera-. Yo, ya te he perdonado.- Tuve la equivocación, de dejar que sus intensos ojos se metieran bajo mi piel-. Tú estás perdonado, porque nada de eso fue tu culpa. Lo sé, me costó tiempo poder entenderlo. Pero fue el estrés y la ansiedad la que me separaron de la verdad. Así que, sí, eres merecedor de estar al lado del grandioso Anthony Stark.

Intenté que aquella sonrisa fuera creíble, pero supe en el momento en que regresé mis ojos a los de él, que me había atrapado mucho antes de que me diera cuenta.

--¿Puedo abrazarte, Antoshka?

--Sólo sí te quedas conmigo hasta el alba.

Aun después de esa noche la pregunta persistió en mi cabeza, ¿Desde hace cuánto tiempo él me ha estado observando?      

Il tempo della mia morte dovrà aspettare ♥ WinterIron ♥Where stories live. Discover now