Una monótona vida como la de Yuuri Katsuki. Un simple profesor de literatura que trabaja en la única escuela de hombres en Hasetsu. Lamentablemente, la vida le da un giro inesperado, cuando su orientación sexual se ve expuesta por culpa de una foto...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Elegir una carrera nunca había sido fácil para nadie, ser ¿Abogado? ¿Ingeniero? ¿Arquitecto? ¿Militar? ¿Doctor? ¿Que quieres ser?
Las carreras siempre eran una elección que, si bien podía ser la acertada podías vivir tranquilo y feliz. Pero, escoger la equivocada te llevaría a una tener hermosa soga de contextura extraña rodeada a tu cuello.
En fin, para eso estaban los test vocacionales.
Buscaba una página fiable en internet, los cafe-Internet nunca fueron tan lentos.
Tenia que encontrar mi vocación ya, era eso o mi final.
—Tranquilo amor—su fría mano acaricio mi mejilla, apoye mi rontro en su mano, con la expresión preocupada y suspirando mas de lo debido.
Ya había mandado mi test y este todavía no daba señales de ser revisado.
La música camuflaba el sonido de las maquinas encendidas, como de costumbre. La maquina cuatro no funcionaba, unos muchachos gritaban al perder ese juego online y el aire pesado lograba aumentar mis ganas de dormir.
Comencé a peinar mi largo cabello, ¿Qué porqué lo traía largo? Por moda, y por mi propio gusto. Además de que a Chriss siempre le gusto verme así.
—No amarres tu cabello, te dije que te ves bien así — su mano alcanzo la mía e impidió que amarre mi cabello.
La maquina se había salido del buscador, tuve una flojera inmensa para volver a poner los datos en un nuevo test y mi tía me llamaba insistentemente al celular. Mañana era la toma de nombre de mi promoción y debía estar, por lo menos, presentable.
Jugamos algunos minutos con Chriss en aquel internet que quedaba a pocas cuadras de mi casa y luego me llevo a casa con pasos alargados pero suaves.
Si había algo que no queríamos era separarnos, o así lo era para mí.
Chriss siempre había sido muy amigo mío, pero cuando avanzamos un paso más para tener una relación clandestina, por lo malo que era visto por la sociedad el ser homosexual, puedo decir que fue lo mejor que pudimos hacer después de tanta curiosidad y amor mutuo.
La avenida ya estaba siendo asfaltada y el poste de luz parpadeaba. Iba pisando hojas secas en mi camino y trataba de hacer de un silencio total, una competencia de quien lograba pisar mas hojas se avecinaba.
A pocos pasos de mi casa, Chriss se detuvo y me jalo hacía él, me sostuvo por algunos segundos asegurándose de que nadie nos vea y acerco su rostro al mío. De repente, algo vibró, mi celular con un mensaje de texto que interrumpió un momento romántico.