Una taza de café vacía

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Las hojas de los árboles caían, las gotas de la tormenta chocaban contra tu ventana, las sábanas atrapaban tu cuerpo y la alarma sonaba para decirte que debías apresurarte.

A pesar de esto, soltaste tu típica frase <<5 minutos más >>,enserio no querías levantarte ya que afuera había un frío que era capaz de congelar tus huesos.La alarma no se rendía y seguía sonando como si no hubiese un mañana, gracias a su ruidoso y metálico sonido decides levantarte de malas ganas y apagarlo

—Dios, son las siete de la mañana y decides sonar...Tonta alarma -Te quejas sabiendo que aquella maquina de tortura no te iba a escuchar- algún día te haré sentir lo que yo siento al escucharte...-Miras la hora y abres los ojos como plato- ¡RAYOS, LLEGARÉ TARDE!.

Comienzas a vestirte con lo primero que encuentras en tu armario, no era momento de probarse la ropa y ver que te quedaba bien, sabías que si te tomabas el tiempo que no tenías para hacer eso, tu jefe te regañaria.

Sales de tu casa echa un rayo, al sentir las gotas caer en tu cabello te das cuenta que habías olvidado tu paraguas adentro y que debías volver por el si no querías agarrar un resfriado, vas por el y sales de casa otra vez abriendo al instante el paraguas.

Comienzas a correr por las calles mientras chillabas como loca por lo tarde que estabas llegando al trabajo, mientras chillabas, maldecias a tu sueño pesado.

Ya agotada por tanto correr, comienzas a caminar con un poco mas de calma, cosa que no deberías de hacer pero el agotamiento era mas fuerte que tu responsabilidad.

Por el camino te encuentras a un chico sentado en el suelo, él estaba abrazando sus piernas mientras dejaba que las gotas recorrieran su cuerpo, el pobre estaba empapado, no llevaba paraguas ni mucho menos algo que lo abrigara y protegiera de algún resfriado.

A simple vista podías ver que el había tenido un mal día, así que decides acercarte a él y preguntarle que le ocurría.

—Oye...¿Estas bien?,¿puedo ayudarte en algo?-Te agachas para ver aun que sea su rostro y pones tu mano en su brazo-

El chico al sentir tu tacto en él, te golpea la mano dando señal de que no quería que lo tocaras ni mucho menos que lo ayudaras.

Te levantas y te alejas de él un poco molesta por la reacción que había tenido, pero al intentar ponerte en los zapatos de él, te das cuenta que tu también hubieras reaccionado así y quizás peor. Te das media vuelta y vuelves con él y le das tu paraguas

—Toma-Dejas tu paraguas a un lado de él esperando que lo usara-estas muy desabrigado,nesecitas cubrirte de la lluvia.

No esperabas que el chico contestara ni mucho menos levantara su rostro, pero eso hizo.

—Gracias...-Sumisa y levanta su rostro para dedicarte una pequeña sonrisa que no duró por mucho-.

—No hay de que-Le respondes dulcemente- Si algún día piensas devolvermelo puedes ir a la cafetería que está a unas cuantas calles de aquí.

El chico solo baja la mirada, ante eso sentiste esa necesidad de animarlo aun que sea un poco, no te gustaba ver a la gente triste

—Si vas, te puedo regalar un café con unas cuantas galletas -Agregas para al menos darle algo bueno en su día-.

Al ya no recibir respuesta, tan solo caminas hacia tu destino ya satisfecha por el buen acto que habías hecho, por instinto decides voltearte para verlo por ultima vez, al hacer esto ves que él ya no estaba al igual que tu paraguas.

Tan solo suspiras y sonríes al saber que usó tu paraguas.Comienzas a caminar al trabajo y al llegar te llueve un sermón por parte de tu jefe quien se había preocupado por ti.

—Mujer, sabes que debes avisar si vas a llegar tarde, ¿no ves que eres mi trabajadora estrella?, casi me muero de un infarto al no verte cruzar aquella puerta a la hora.

—Lo siento jefe, me quedé dormida...Otra vez -Sonries avergonzada-.

—Es la quinta vez que haces eso...Última vez que lo dejaré pasar,¿Entendiste? -Asientes con la cabeza ante su pregunta- Y limpia el charco de agua que estas dejando, alguien podría caerse -Agrega en su frase y se va-.

Rápidamente agarras una mopa y comienzas a limpiar el charco de agua, tras hacer esto te pones el delantal, te amarras el cabello y comienzas a atender a todos los clientes que llegaban al local, siempre atendias a todos con una gran sonrisa y una dulce voz.

Las horas pasaban volando y ya era hora de tu descanso, al salir de la tienda te das cuenta que la lluvia ya había cesado y el sol estaba saliendo, sus rayos iluminaban las calles que hace poco eran grises y sin color.

Caminas por las calles muy animada, hasta que recuerdas al chico que estaba sentado en el suelo en la mañana, tras recordarlo decides ir a la calle en donde se suponía en donde él debía de estar.

Al llegar tan solo te encuentras con tu paraguas abierto con algo escrito en el mango de tu paraguas

<<Muchas gracias chica de la cafetería (⌒_⌒) >>.

Tomas tu paraguas con una gran sonrisa y sin aviso alguno comienza a llover.

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Just One Coffee//canceladoWhere stories live. Discover now