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El pequeño Jimin caminó hacia la cocina, lugar donde normalmente encontraba a su papi Jin, pero para su sorpresa, este no estaba, creando así un puchero con sus labios.

Oyó lo que parecía haber sido un ruido en el patio trasero y no dudó en ir hacia allá, tuvo que pararse un poco de puntitas al no alcanzar la perilla de la puerta de cristal y se adentró a lo que para a sus ojos parecía un enorme bosque por explorar. Encontró a su papi sentado en medio del pasto mientras acariciaba a su canino. El animal notó la presencia del menor, así que no dudó en ladrar y empezar a mover su cola animado, pero su padre no hizo algún movimiento.

Jimin se acercó a su papá corriendo, lo abrazó por detrás, Jin alzó su mano derecha y tocó las manitas de su hijo, volteó a verlo y le sonrió sin mostrar los dientes. Jimin se sentó en medio del pequeño hueco de las piernas del mayor y dejó que este le tomara sus manitas o le acariciara el cabello, gestos a los cuales ya estaba acostumbrado.

Jin observaba el gran cielo azul, mirando las nubes que adornaban el hermoso paisaje, le tranquilizaba de alguna manera, le daba la paz que le hacía tanta falta.
Depósito un beso entre los cabellos rubios de Jimin, haciendo que este volteara a verlo y le diera una linda sonrisa acompañada de unas pequeñas risitas.

- Papi, ¿por qué has estado aquí todo el día?- preguntó el menor mientras jugaba con la mano de él.

- Vine a descansar, bebé, está muy bonito el día.

- Estás muy cansado, ¿verdad, papi? Te hace falta dormir más.- Jimin miró la cara de Jin. Este último le observó igual, sonrió y asintió.

- Si, cariño, pero no puedo, hay cosas por hacer en casita, no has comido, te haré de comer.- Jin se estaba por levantar pero su hijo le interrumpió.

- ¡Pero, papi!, tienes que dormir, yo me hago de comer, ya soy un niño grande, ¿qué son estas manchitas? Seguro es porque no duermes.- Jimin frunció el ceño en señal de molestia y tocó con sus manitas las pequeñas ojeras que aparecían por debajo de los ojos de Jin.- No quiero que papi tenga esto, quiero que papi se vea igual de bonito que todos los días, estas cosas son malas.

Este último rió apenado y se sonrojó ligeramente mientras que Jimin "limpiaba" con un poco de saliva su rostro, intentando quitar todos los restos de cansancio y manchas con ello. Hasta su propio hijo notaba su estado tan lamentable y le daba tanta vergüenza saberlo.

Jin alzó a su hijo, lo cargó en sus brazos mientras se dirigía al interior de su hogar, ignorando las pequeñas quejas del pequeño rubio, todas acerca de que ya era un niño grande como para ser cargado, de alguna manera había heredado el carácter de Namjoon. Jin soltó a su hijo ya que estuvieron dentro, pero no sin antes darle un besito en su naricita, el menor detuvo sus quejas, se sonrojó violentamente y cubrió con sus manitas el lugar donde Jin había besado, río y huyó a la sala. Siempre funcionaba.

Se dispuso a hacer la comida, preparó la comida favorita de Jimin y al terminar, llamó a su hijo para que le ayudase a poner la mesa, este rápidamente fue a hacerlo, siempre tan servicial y amable.

Sirvió y comieron, Jimin estaba muy feliz de poder comer lo que su papi hacia, más aún cuando era su comida favorita. Jimin pensaba en lo sabroso que su papi podía hacer la comida, era como incrementarle su sabor mil veces más. El menor agradeció muchas veces a sus padre.

- Papi, ¿podemos hacer gelatina?

Jin salió de la cocina, ya después de haber limpiado y dejado todo en su lugar.

- Claro, amor, ven y ayúdame a buscar las cosas.- Jimin se levantó del suelo y guardó su libro de colorear.

Corrió hacia la cocina, agarro un pequeño banquito, se subió a él y abrió la alacena. Buscó la gelatina en polvo, cuando la encontró, cerró la puerta de la alacena y bajó del banco. Jimin suspiró y hizo un puchero.

家庭 • 𝗣𝗮𝗽𝗶 𝗡𝗮𝗺, 𝗽𝗮𝗽𝗶 𝗝𝗶𝗻 𝘆 𝘆𝗼Where stories live. Discover now