CAPÍTULO ÚNICO.

732 113 30
                                    

La tarde del viernes ha llegado al fin, y es que tras una larga semana de intenso trabajo finalmente puedo darme un merecido descanso.

Las puertas de mi cafetería favorita se abren para mí y me reciben con el inconfundible olor de pan recién horneado y la obvia fragancia del café caliente. Sonrío ante aquella mezcla de olores y me adentro al lugar para tomar asiento frente a mi mesa habitual y tras pedir mi orden me relajo un poco quitándome mi chamarra, pues a pesar de que afuera llueve, adentro es cálido.

Cuando mi café llega a mi mesa tomo la taza con una mano mientras pongo mis auriculares con la otra y mientras realizo esa maniobra miro al frente, entonces lo veo: Cabellos castaños, piel blanca, ojos claros y sonrisa radiante. No sé su nombre ni su edad, en realidad no sé nada sobre él pero siempre está ahí y después de un tiempo de visitar aquel lugar, aquel chico ha logrado llamar mi atención inevitablemente.

Su sonrisa me distrae por unos segundos, y es que no puedo evitar mirarlo cada viernes mientras escribe algo en su libreta para sonreírle en más de una ocasión. No sé si él me ha notado siquiera o si sepa que a veces lo observo por tanto tiempo que podría parecer un enfermo. Por mi bien, espero que no.

Sonará raro, pero desde hace un mes aproximadamente que dejo de ir a la cafetería por mi orden habitual, en realidad en estos días he estado yendo solamente para toparme con él, pues tras una larga semana de trabajo y algunos días malos dentro del mismo, lo que me hace sentir mejor es llegar y verle sonreír, él siempre parece tan feliz, que inevitablemente me contagia ese sentimiento y hace del resto de mi día algo alegre. De acuerdo, tal vez sí estoy un poco enfermo por eso, pero aún así puedo decir que no planeo dejar de hacerlo.

Durante muchos días me debatí el acercarme a él pero temo que piense que estoy molestándolo, después de todo, soy un total desconocido y quizá a él le gusta estar solo, aún así siempre me digo que debería acercarme.

Una segunda taza de café llega a mi mesa, la ordeno todos los viernes con el pensamiento de que iré hacia su lugar y se la ofreceré para después iniciar una divertida charla pero siempre desisto. ¿Y si no le gusta el café y por eso nunca bebe uno? ¿Y si espera a alguien? ¿Debería hablarle y ofrecerle el café después?

Esa y otras preguntas llegan a mi cabeza, entonces me preocupo mucho y mi mente se confunde así que lo medito demasiado y cuando me doy cuenta ya he bebido la segunda taza.

Sin embargo hoy ha sido diferente, mis planes cambian súbitamente en el momento en que el chico me mira y sin más me dedica una sonrisa que derrite todo en mi interior. Dios, soy la persona más cursi del mundo entero. Pero no importa, aquello me ha hecho armarme de valor y he decidido hablarle, así que tomo la taza que aún permanece intacta y camino hacia su dirección, me tiemblan las piernas pero no es momento de arrepentirse.

—¿Me puedo sentar?—Pregunto en voz baja avergonzándome por aquello.

El lindo chico ríe bajo y me hace preguntarme si se ríe de mi timidez o él reacciona a la misma sensación con una risa. Al parecer es lo primero, pues no deja pasar ni un segundo antes de asentir.

Tímidamente dejo la taza de café frente a él y tras examinarla unos pocos segundos su mirada se encuentra con la mía y me sonríe tan radiantemente que en ese momento deseo que en mundo se detenga.

—Latte macchiato. ¿Cómo sabias que era mi favorito?—Pregunta emocionado mientras bebe un sorbo.—Está delicioso, muchas gracias.

Y es así como tras esas simples palabras logra mover todo dentro de mí. Mi sonrisa se amplía y en ese momento puedo darme cuenta de que hice bien en atreverme a acercarme esta vez.

Coffee 🖤JiHan. Where stories live. Discover now