0. El Origen

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Ven... Siéntate.


Te contaré una historia que, quizá, te sea familiar.




"Las velas carmesí expulsaban un humo venenoso, recorriendo todo el recinto con su perfume pérfido.
Se clavaba en la nariz como aquellas palabras en una lengua enigmática que salían de unos labios cansados de alabanza, de orgullo y de oración a una oscuridad cuya presencia estaba siendo invocada.
Las miradas expectantes carecían de luz, observando atentas aquel ritual que se había cobrado la vida de sus pupilas.

Y en medio, justo en medio del abismo tridimensional... un pentagrama en el suelo.
Estaba invertido.

- Gurs lahl mostladoeder...
Dras tir sud sahir.-

       Como cada noche se encontraban en ese mismo lugar a la misma hora. Habían acudido, anhelosos, por la misma razón de siempre: alcohol gratis. Para ellos dos era mucho más importante eso que el estar viviendo en un garaje, sin trabajo, y sin nada para poder sobrevivir en un mundo al que ellos mismos daban la espalda. También se les olvidaba un pequeño detalle que nunca tuvieron en cuenta cuando el deseo de calmar su sed de aquella droga lo eclipsaba: ella estaba embarazada.
Pero había cerveza gratis, aunque fuera en un lugar donde los susurros del infierno les arrastraran.

Ella se mostraba ansiosa por más; sí, ella siempre quería más, y él no vacilaba en dárselo. O quizás... a veces sí. Las reconciliaciones podían ser increíblemente fascinantes.

- Carol... - Su voz rechinaba por la pócima de alcohol que corría ya acelerada por su sangre.
Ella no contestó.

- Carol... ¿qué miras...? Ehs la misma miehrda de siempre –

Las palabras se atropellaban en lo que ella seguía contemplando la escena, como si aquel idioma que cantaba palabras diabólicas la tuviera inmersa en un mundo paralelo al que no pertenecía.

- Caaarol... - Se acercó torpe y le dejó caer la mano en el hombro. – Ni siquhiera creemohs en esto...-

Los labios rosados se mantuvieron congelados, entreabiertos. Sus párpados pesaban tanto que no podían reaccionar y su respiración casi no podía percibirse. La escena siniestra seguía allí, para ella... la mejor espectadora de la noche.

- Tienes... razón... - Se volvió ella, por fin, dedicándole una sutil sonrisa, debilitada, que se tambaleaba junto a sus movimientos. El encanto de su larga melena pelirroja lo hacía danzar a él al mismo tiempo, deleitado por el rostro de su chica. – Pero ¿para qué venimos...? Ya ni me acuerdo...-

Él juntó su vaso de plástico junto al de ella, haciendo un brindis que salpicó de espuma blanca la camiseta que delineaba todas las curvas femeninas de su cuerpo.
Justo ahí, donde albergaba una nueva vida, las gotas habían salpicado.

- Por esto... tuviste una idea ghrandiosa...-

El aliento salió de golpe en forma de alborozo cálido. – Sí... pohr esto... -
       Bebió el incontable sorbo más de la noche y aquellos labios restregados de pintalabios rojo atraparon los de él sin aviso, de improvisto, como una flecha cargada de pasión de la que no se sabía desde dónde la habían disparado. Él intentó mantener el poco equilibrio que era capaz de poseer, y con el deseo manchado de oscuridad por el ritual de aquel encuentro, capturó aquel beso que había amenazado con marcharse.

Mientras, de fondo, aquella melodía de letras perniciosas bailaba por las notas musicales de un culto perverso.

- El día llegará
en el que despliegues tus alas y la Tierra quede bajo tus pies
El mundo será tuyo
¡Nosotros seremos tuyos!
Los gritos de los mortales agónicos no callarán nuestro alabamiento hacia ti

*~HÉROE~*Место, где живут истории. Откройте их для себя