El comienzo de mis inseguridades

El principio o el final

Soy Miguel Ángel, un niño de una ciudad pequeñita, pero que me encanta, a pesar de mi pasado en ella. Mi historia es un poco bastante larga, pero con paciencia, la entenderás.

Mi historia comienza en cuanto nací, pero ni yo me acuerdo de eso y no creo que quieras escuchar cómo les complicaba la vida a mis dos hermanas, así que, para vosotros, mi vida empieza en cuarto, cuando estaba en un colegio llamado el milagro. Nadie habla bien de él, y especialmente yo. Estuve... Bueno, sufriendo bullying allí, aunque no me guste admitirlo. Desde cuarto hasta tercero de la eso, y eso que en tercero ya empezaba a saber lo que pasó, pero seguía sin ver lo que me seguía pasando. Ahora, en cuarto de la eso, estoy en el Celia, un colegio donde en una semana me conocía muchísima gente y caía bien, y me caían bien. Me sentía genial con mi vida, y actualmente lo mismo. Tengo mis amigos, tengo mi familia, tengo de todo y me considero afortunado.

Voy a centrarme un poco más ahora en mi pequeña historia con mi actual ex novia, Laura. El día que la conocí pasaron muchas casualidades, la primera fue que la matrícula no la tenía hecha aún, y tardé una semana en entrar al instituto. Entré a las 10:15, por lo que no tuve antes hora con ella. Solo a última, donde el profesor faltó, y tuvimos tiempo de conocernos. Tras hablar toda la hora le acompañé a su casa y conocí a su mejor amigo. Ya que le acompañé, pude decirle de quedar por la tarde, y quedamos. Le invité a un helado, el cual se derramó por todos lados y acabamos súper pegajosos y nos reímos mucho de nosotros mismos y nuestra pastosidad asombrosa. Fuimos a mi casa, vimos una película, y al terminar, salimos, le acompañé a su casa y me dijo de subir, por lo que me quedé, y me hizo espaguetis, los cuales me los hizo solos, pero me dio igual. Fue un día maravilloso.

Al día siguiente, fuimos a mi casa de nuevo para ver unas películas, pero al final no las vimos, ya que no aguanté más, y me lancé, le dije que estaba muy nervioso. Me dijo que no tenía por qué estarlo, y decidí besarla, más o menos como si fuese una escena de amor de una película... Pues igual. Tras eso, fue unas dos semanas estupendas y unas tres semanas malísimas, resulta que Laura era y es por lo menos hasta ahora, pasiva-agresiva, y no quería saber nada cuando me pasaba algo. Llegué al punto de estar mal y no saber por qué, sentir como que se alejaba de mí, pero sin ser del todo cierto.

Tras esto, llegó el día de Halloween, un día donde quedé con muchísima gente, la cual al final se separó, pero no me importó mucho. Lo que si me importó fue que Laura estaba llegando tarde, unas dos horas concretamente, las cuales me las pasé mirando impaciente a todos lados a ver si llegaba. Cuando llegó, fui a recogerla expresamente y estaba con sus amigos. Resulta que, sin exagerar, tardó unos 6 segundos en darme un beso, un abrazo y seguir su camino hacia el resto de gente, entrelazada de brazos con su mejor amigo.

El resto del día estuve fatal, muy mal, y no pude ocultarlo, era completamente incapaz, y ella solo quería fiesta, por lo que no me dijo una sola palabra en toda la noche.

Al día siguiente cortó conmigo, y... Me sentí... Demasiado mal. Pasaron unas cosas, pero, en resumen, acabé jugando al strip poker con mi mejor amiga, su novio, Mosín y yo. Llegué a estar cuatro meses muy, muy, muy mal, tan mal, que lloré más que en toda mi vida, aun habiendo sufrido tanto en mi pasado. Esos cuatro meses, estaba hecho un grandísimo lío, porque seguía enganchándome. Hoy en día sigo sin saber por qué me hizo algo semejante. Cuando cortó conmigo, me dio esperanza, me dijo que estábamos más tiempo mal que bien, y que cuando me estabilizase, tras un mes o lo que fuera, encontraría a alguien, incluso podría ser ella. Pero, fue lo peor que me pudo decir, lo peor fue la esperanza. Me reconcomió por dentro durante todo ese tiempo (4 meses) hasta que me di cuenta de que me estaba utilizando como seguro. Tras todo ese sufrimiento por la intriga de saber si podía volver, había una mala intención egoísta que me destruyó.