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La puesta del sol se acercaba y el comienzo del festival de la cosecha comenzaba. Flores de colores cálidos con lazos rojos al rededor estaban por todos lados, las personas llenando las calles y muchas de las casas afuera tenían mesas con legumbres, especias, granos y frutas, pequeñas muestras de sus cosechas de ese año. La música se alzaba mientras que el centro de la ciudad se armaba una carpa de tela naranja y roja, se colocaba una excelente alfombra y muchos cojínes y en el medio dos tronos en madera tallados. El sitio de los reyes, que estaba solo a unos cuantos pasos de las orillas del río.

Justo cuando se bajaron del carruaje todo el mundo se quedó en silencio, aquello no se habia visto jamás ni en Sanryn ni en Rontein. Del negro más oscuro que el cielo nocturno y de metal de hierro las joyas de la reina y las medallas del rey, hasta la corona de la reina era diferente, más grande hecha de plata y diamantes que hacía buen juego con la corona de hierro del rey quien tenia su gran espada en una guarda negra. Parecían estatuas bellas, frías y tétricas de lo imponente que se veían, una belleza letal que hasta hacía ver unos años mayor a la joven Reina quien al sentarse en su trono se quitó el velo negro algo traslúcido para que vean mejor su rostro con tenue maquillaje para evitar que se vea enferma e infantil.

— Que comience el festival de la cosecha — dictaminó la Reina con voz elegente y firme justo cuando el sol se empezó a poner.

La música y el festival prosiguió mientras los murmuró iban abajo de eso, muchos sintieron miedo de lo poderoso que se veían, pero más que eso imponían respeto de su pueblo. Las personas empezaron acercarse con cestas llenas de sus cosechas para enseñárselas a los reyes y luego seguir su camino al templo del sol antes del anochecer.

— ¿Dónde está el consejero Real? — preguntó calmado el Rey al general que estaba con su armadura negra al lado de él.

El general tragó saliva, no sabía si era bueno decir donde pensaba que esta y porqué, en un lugar tan público como eso.

— No lo se, mi señor. No lo veo desde que llegue del paseo en bote con los príncipes y Jihoon — por primera vez le mentía a su rey, sabía que no estaría feliz si se enteraba que el Genie pidió un deseo.

— Dejalo, seguro está pasando el festival con  alguien especial esperando para darle un lindo ramo de flor de naranja — habló la reina mientras sonreía a unas humildes campesinas que mostranban alegres su cosecha de rojos tomates.

— Lo quiero mañana a primera hora en la sala de reuniones, tenemos que sacar cuentas de las cosechas y seguro mañana llegará información de las otras ciudades — Dijó el rey tranquilo.

— Si, mi señor — Seongwu tragó saliva, la reina había salvado el pellejo de Jaehwan.

— Relájate, el festival será largo y no hay tiempo para pensar en ese trabajo en este momento — fue más una orden de la reina quien sonreía a sus súbditos.

— Vaya que si lo será — Dijó Daniel sintiendo como la puesta del sol se estaba tardando más de lo normal.

Tomates, maiz, trigo, naranjas, dátiles, cactus, flores de hierro, cúrcuma, ají, chiles, pimientos, cebollas, mango, limón, entre otras. Cientos de verduras y frutas pasaban frente de ellos y todos iban al mismo lugar, al templo del sol en busca de pagar la promesa al Dios Sol por lo buena que fueron. Las personas pasaban y pasaban con la puesta del sol que parecía interminable y el rey empezó a contar en su mente creyendo que era el aburrimiento que hacía ver la puesta del sol lenta, pero cuando ya iba por un número tan largos que perdía la cuenta se dio cuenta que aquello no era normal.

— El sol...

— Es el día de la cosecha, nuestro dios espera hasta el último campesino para irse a dormír — comentó la Reina sin saber que en otros lugares fuera de Sanryn era imposible, pero ahora también pasaba en Rontein.

Deseo»»» Nielwink (Wanna One)Where stories live. Discover now