Ella es brisa, él fuego, juntos un incendio incontrolable.
Ella; marcada por una infancia traumática.
Él; devastado por un terrible secreto del pasado.
Un odio irresistible, una profunda desconfianza y aun así una pasión arrolladora y una atracción...
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IZAN
No sé cómo mis piernas me han respondido y han conseguido traerme hasta el jardín de la casa, pero aquí estoy.
Mantengo a Megan sujeta de la mano y voy trazando círculos con el pulgar en su piel. Probablemente pueda parecer inmaduro el hecho de arrastrar a mi novia hasta aquí, pero tocarla es lo único que está consiguiendo que pueda mantener la calma y mirar a mi padre a los ojos. En vez de centrarme en mi rabia y en mi resentimiento, me centro en la suavidad de su mano, y en lo que su tacto me provoca.
Aún recuerdo la forma en que sujetó a Megan, la manera en que me gritó, en que me zarandeo, el odio en su mirada, la rabia en su voz.
Ahora no hay rastro de nada de eso. Parece destrozado, en su mirada veo tristeza, arrepentimiento y algo que no logro descifrar. ¿Compasión? Tiene los hombros hundidos, una barba de varios días decora su mentón, su ropa no está planchada y su pelo, que se ha llenado de canas en pocos días, juraría que lleva días sin ver un peine.
Mi padre desvía la mirada de mis ojos a los de mi chica, y siento cómo Megan se revuelve bajo mi mano. Está tratando de soltarse. La miro fijamente, suplicándole con la mirada que no se aparte. La necesito junto a mí.
Los ojazos de Megan me están gritando que la suelte, pero los míos le ruegan que permanezca a mi vera. Mi chica se muerde el labio inferior, y traslada la mirada de mi rostro al de mi padre. Cuando sus ojos vuelven a posarse en los míos leo su determinación. Pero no tengo claro que se haya decidido por quedarse o por marcharse.
Mi padre, que ha sido testigo silencioso de nuestra conversación sin palabras carraspea antes de hablar. Da un paso adelante, intentando acercarse a Megan, pero mis reflejos actúan sin permiso. Doy un tirón de su mano y me coloco delante de ella, interponiéndome entre mi padre y mi chica. Ni loco vuelve a ponerle una mano encima.
Mi padre frunce el ceño, curva sus labios hacia abajo y sin atreverse a dar otro paso le habla a mi topi desde la distancia.
-Megan... quiero disculparme contigo por mi comportamiento del otro día. No tengo excusa para tratarte cómo te traté y espero de verdad que puedas disculparme algún día.
Mi chica me pone una mano en el brazo, consiguiendo relajar mi musculatura tensionada con solo su tacto.
-Ya está olvidado.- La escucho asegurar.- Será mejor que entre.- Mi cuello se gira tan rápido como si tuviese un resorte y la fulmino con la mirada. Ella lejos de amedrentarse o cambiar de opinión me imita.- Tenéis cosas de las que hablar. Estaré dentro.- Y con sus ojos me dice "esperándote".
Mis pupilas la siguen, observo el vaivén de su melena con cada paso, y cuando llega a la puerta, antes de desaparecer en su interior, me mira uno segundos y me dedica media sonrisa consiguiendo con ese gesto insuflarme fuerza suficiente para enfrentarme a esto. Megan desaparece y yo cierro los ojos enérgicamente, aspiro oxígeno y exhalo lentamente. Antes de girarme y mirar a mi padre ya le estoy hablando.
