2.

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-Mi señora, los ataques silenciosos no han cesado. Parecen seguir teniendo reuniónes extrañas y cada vez parecen estar mas preparados para otra guerra-

-... Quiero que lo llames...-

-P-pero majestad, él esta por su cuenta y, con la humana en medio...-

-Hazlo. Debes traerlo ante mi, se que nos ayudará... y ella, que también venga... de una forma u otra ya se involucró-

-Si, majestad. Así lo haré-

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Adam acababa de apagar la televisión. Si, Terra le había mostrado algunas cosas básicas del departamento para cuando él se pasara por allí; la cocina, el baño, el living, entre otros. También le enseñó a usar el control remoto, la lavadora, el refrigerador, y hasta le dió una copia de la llave, para que no tuviera que entrar por la ventana.

Tanta atención lo sorprendía, y hasta le gustaba en cierto punto. Lo hacía sentir aceptado, querido incluso. Aunque eso ya le ocurría cada vez que la veía sonreirle, y era mas que suficiente.

Terra volvía de su cuarto. Se había colocado el pijama y estaba lista para ir a dormir. Solo quería asegurarse de si Adam se quedaría esa noche, aunque ya lo hacía bastante seguido.

Justo caminaba hacia él, quien la había visto y la esperaba de pié con una pequeña media sonrisa, cuando un ruido sordo se escuchó en el balcón, como algo pesado que había caído. Instintivamente, Adam se colocó en guardia frente a ella, y despacio se acercó al lugar del golpe. Pero antes de llegar alguien corrió el vidrio y las cortinas que los separaban, y ante ellos apareció un hombre vestido con una túnica plateada, con el símbolo de la Orden de las Gargolas.

-Buenas noches, lamento mucho la interrupción, y... el susto- dijo cortesmente -Mi nombre es Kaleih, y vengo en nombre de la reina de las gárgolas, su majestad, Leonor, quien me envía a buscar ayuda, y a ustedes-

Adam se puso tenso frente a Terra, y ella lo notó.

-¿Qué ocurre ahora?- preguntó con su voz grave.

-Creemos que los demonios se reúnen otra vez, pero no es seguro aquí, deben venir conmigo-

-Ella no- Terra lo miró, incredula.

-Su majestad ordena...-

-Ella no responde ante Leonor como su reina...-

-No, y tampoco respondo a ti, asique es mi decisión si voy o no. Y si lo haré- salió de detras suyo y lo miró desafiante. Luego se dirigió a la gárgola -Deme cinco minutos. Ya regreso- y volvió a encerrarse en el cuarto.

Adam miró a Kaleih -Nos vamos ahora-

-Ordenes de su majestad. Usted podrá ir solo si lo desea, pero yo la esperaré a ella... parece enojarse fácil y no quiero problemas-

Él bufó con resignación y se sentó en el sofá a esperarla. Iba a ser una noche larga...

Yo, FrankensteinWhere stories live. Discover now