Capítulo 4. - La propuesta del jefe.

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Nueve años después.

La pequeña Brooke habría logrado, todo lo que había soñado gracias a la beca, ganó muchas oportunidades de trabajo y, por supuesto esas venían con mucho dinero, haciendo que la chica por fin tuviera un cambió para sí misma, ella bajo varios kilos con mucho esfuerzo y se cuidó bastante tiempo para ser quien ahora es, una mujer con un buen trabajo, un buen cuerpo y segura de sí misma.

En todos estos años, ella no había vuelto a Grecia, solo volvería cuando fuera la boda de su madre con Maximo. Casi diez años después, nunca tuvieron un hijo, quien sabrá el por que. Lo que sabía ella, era que Isabel era la prometida, de Felipe; quien había cambiado, desde la última vez que lo vio y además sabía que era que Isabel, estaba embarazada.

Viviendo en el Norte de New York, con un Departamento, totalmente suyo, con el sudor de su frente. Su hermano Fabián, quien ahora tenía un hijo de dos años, el cual Brooke lo amaba con toda su alma; ya que era su pequeño bebe. Por otra parte su padre vivía en los Ángeles, por su trabajo.

Ella estaba en su auto, esperando que el taco fuera pasando, pero era casi imposible; tenía que dirigirse a su trabajo lo antes posible. Al tomar un poco de café, que tenía, recordaba las palabras de su madre, cuando tenía catorce años; esas palabras de esperanza que no perdía , ya que había tenido citas pero ninguna le había funcionado, porque siempre se sobrepasaban invitándole a un hotel para tener sexo.

Al llegar, se estacionó, bajó con sus llaves y su café. Puso alarma a su auto y entro al edificio, saludó amablemente a sus socios de trabajo, tomó el ascensor. Llegó al último donde se encontraba su oficina.

Ya saliendo del ascensor, saludo a su amiga Caitlyn; quien era su secretaria.

—Hola Cat —le dijo a su amiga.

—Hola Brooke ¿cómo has estado?

— Bien ¿y tú? —preguntó ella.

—Muy bien —respondió en un tono extraño, como picaron.

—¿Ahora que te paso? —pregunto mirándola, con una sonrisa—. O mejor dicho ¿qué te ha he hecho?

— Una noche, que nunca olvidare —dijo ella, con sonrisa.

—Tú siempre con tus romances.

— No es mi culpa ser tan sexy y ardiente —Brooke rio, por la forma que lo dijo su amiga.

—Seguro, seguro —dijo ella—. Solo ten cuidado.

—¿De su arma letal?

—Caitlyn por favor —dijo Brooke .

—Vamos Brooke, tienes que tener pareja y divertirte —dijo su amiga.

—Parece que nunca la tendré...

—Tenla, así vas a experimentar las formas del placer —dijo su amiga.

—Caitlyn por favor estamos en el trabajo —dijo ella y su amiga río.

— Bueno, bueno —suspiro—. Ni te vas a dar cuenta cuando pidas por más.

— Caitlyn basta ya —exclamo ella de nuevo, su amiga río.

— ya, ya... —la miro—. Solo déjate llevar por el deseo y el placer.

— Cuídate tú, mejor —su amiga asintió—. Que no te vayan a comer a ti...

Su amiga río y Brooke, paso a su oficina, dejó sus llaves y café en la mesa, se sentó y empezó a trabajar. Ella pensó cómo era su amiga muy calentona. Pero la quería, y siempre la apoyo en todo. Mientras hacía su trabajo, recibió una carta que se sorprendió a la abrirla.

El tiempo te cambia ©Where stories live. Discover now