Capítulo 32

944 95 111
                                    

Kevin seguía mirando a Edd. Se habían sentado hacía 10 minutos que parecieron una eternidad.

-¿Vas a hablar?-. Preguntó Kevin no aguantando el silencio. -Digo, dijiste que querías sacarte unas dudas y este silencio me está incomodando-.

-Lo siento. Estaba formulando interrogantes en mi cabeza. Tú dices amarme, ¿Cierto?-.

-Si, Eddward. Te amo-.

-¿Cómo es que lo sabes? ¿Cómo puedes estar seguro de que amas a alguien?-.

Kevin miró cada detalle del rostro contrario. Realmente estaba confundido, tenía un gran debate mental. -Empiezas a tener algunos síntomas podría decirse-.

-¿Síntomas?-.

-Si, síntomas. Yo por ejemplo tuve y tengo varios. Empecé a soñar contigo y no todos los sueños eran santos tengo que admitir. Cada noche, cuando me preparo para dormir, te pienso. Los recuerdos en donde te veo se hacen presente-. Rió. -A veces hasta llegar a ser un poco molesto por que al recordarte, no sé como pero juro que el tiempo para mucho más rápido de lo que debería-.

Eddward escuchaba antento la cada detalle o síntoma y los comparaba con las cosas que sentía.

-Claro que esto no es todo-. Siguió hablando el pelirrojo. -Cuando estoy contigo es como no sé. Es difícil de explicar. Pero me siento seguro, no tengo filtros. Digo lo que pienso o actuo por instinto. Tengo siempre el deseo de besarte, desnudarte, no sabes como me pones. También quiero protegerte, quererte. Tu simple compañía me tranquiliza. Si alguien te hace algo malo el odio hacia esa persona es indescriptible-.

El de ojos azules estaba más que sorprendido. Era demasiado para asimilar.

Kevin no estaba mejor. Estaba sumamente confundido. ¿De dónde habían salido esas palabras? ¿Cuándo se convirtió en un cursi? Suponía que todo era el "Efecto Edd" si, así lo llamaría.

-Vaya... nunca pensé que que sintieras tantas cosas como esas-.

Kevin lo tomó por la nuca con una mano y acarició su mejilla con la otra. -Cuando te digo "Te amo" estoy resumiendo todo eso-.

Eddward disfrutó aquella caricia cerrando los ojos.

-Dime ahora tú. ¿Me amas?-. Se aproximó al contrario.

El menor permaneció en silencio unos segundos. -No-. Concluyó deteniendo a Kevin quien iba directo a besar los labios ajenos. -Pero creo que lo estoy haciendo... quiero decir, aún no siento tanto como tú pero cuando estoy contigo me siento protegido. Me gusta estar en tu compañía. En las sesiones, cuando hablamos de las personas que nos mantienen cuerdas... pienso en ti-.

El pelinaranja sonrió. -Eso me basta-. Estaba más que satisfecho con la respuesta. Por ello besó al de ojos azules. Fue lento. Con el beso empezaron las caricias y sin perder el tiempo, Kevin fue acostando al contrario en el colchón para ponerse arriba. Sus manos hábiles se colaron bajo las prendas de Edd acariciando todo a su paso.

La magia terminó ahí. Edd se separó bruscamente y dejó a Kevin solo en el sofá mientras él estaba parado abrazandose.

-Lo siento. Aún... Aún no estoy listo para esto-.

Kevin se levantó y lo abrazó por detrás. Sus fuertes brazos levantaron al pequeño a estilo nupcial. -Descuida, seré paciente-. Lo besó en la frente. -¿Vamos a dormir?-.

-Seguro-. Le dedicó una sonrisa con esos dientes frontales levemente separados.

El pelinaranja no entendía como tanta perfección podía estar junta. Era hermoso.

Esos son mis zafiros.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant