Back For You

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"Tú me estresas, me matas
Me arrastras, me echas a perder
Estamos en el piso, gritamos
No sé cómo hacer que se detenga
Lo amo, lo odio, y no puedo soportarlo
Pero sigo volviendo a ti

Sé que mis amigos me dan malos consejos
Como que pase la página, que te saque de mi mente
Pero no creas que no lo he intentado
Me tienes cercado y mis manos están atadas..."


El día siguiente, viernes, después de la escuela condujo hasta casa de su madre. La noche anterior había arreglado una pequeña maleta con lo necesario para pasar el fin de semana con ella, había avisado a su mejor amigo y encargado su casa, confiaba en el y sabia que su hogar no estaría en peligro en manos del mismo.

Por una parte estaba nervioso por como su madre reaccionaria con lo que le contaría pero ese sentimientos se esfumaba al recordar las palabras que le había dedicado el día anterior.

El sabía que lo esperaba pacientemente sentada en el sofá, con una taza de té y galletas caseras recién hechas por ella, era lo que siempre hacia cuando recibía a alguno de sus hijos, amaba cocinar para ellos y hacerlos sentir cómodos, como en casa.

Estacionó su auto frente a la casa, sacó su maleta del compartimento trasero de este para después caminar a la entrada, tocar el timbre y en menos de diez segundos su madre yacía al frente suyo sonriendo ampliamente para finalmente abalanzarse para abrazarlo con mucho amor una vez que lo hizo pasar y cerró la puerta.

—Estas tan alto y tan guapo, mi niño, no puedo creer que hayas cambiado demasiado.-.Logró decir contra su pecho, su hijo era tan alto que no lo alcanzaba por lo que tenía que ponerse de puntas para llegar a esa parte de su cuerpo o un poco menos.
—No importa los cambios que tenga, sabes que siempre seguiré siendo el mismo, mamá.-.Estaba abrazado a su madre con cada uno de sus brazos alrededor de sus hombros y después no dudó en besar su cabeza.
—Ven aquí, vayamos a la sala para ponernos cómodos y poder hablar sobre lo que te tiene mal, cariño.-.May se separó de el, tomó su maleta y la llevo consigo para caminar a la sala, sentarse seguida por el y dejar las de Bill a su lado.
—Comienza.—dijo mirándolo fijamente—
—Mamá, me siento confundido con respecto a algunas cosas.
—¿Qué tipo de cosas, amor?-.Ella frunció el ceño al ver como el se removió incómodo sobre su lugar.
—Creo que Alida me oculta algo y puede que me guste una chica sin conocerla...

El podía jurar que su madre había fruncido su entrecejo demasiado, parecía algo impostor pero no, lo comprobó con ella, no sabía si estaba molesta y terminaría por soltar algo que no seria agradable de escuchar.

La vio cerrar los ojos, tomar aire y dejarlo salir para verlo de una forma que no explicaba si se encontraba molesta o decepcionada.

—Quisiera que me contaras para poder entender la situación, ¿Cómo fue que comenzó eso que sientes? —miró a su hijo comprensiva—

Bill se tomó un par de segundos para después suspirar y entonces comenzar a contarle a su madre la situación que tanto le tenía picando su paz y tranquilidad.

—Hace un par de semanas cuando mi auto se averió me encontré con una chica que me miraba fijamente y con sorpresa, fue como si ella me conociera de alguna parte.—ella asintió—Lo dejé pasar, aunque admito que desde ese día me he estado cuestionando por saber y recordarla pero nada.—tomó aire  y continúo—Mi terquedad por encontrarla y saber de ella me tiene loco y justamente hace poco que volví a verla, ¿Y sabes lo que sucedió?, la perdí, estuve a tan solo unos centímetros de lejanía. Por desgracia la reconocí cuando ella ya no estaba a mi vista.
—Muy bien hijo, pero sigo sin entender el punto, es decir, es normal que uno quiera poder recordar a las personas que nos reconocen.—lo miró confusa—
—Desde la primera vez que la vi no he dejado de pensar en ella; sueño con ella, cierro mis ojos y la veo entre la oscuridad de ellos, no hay día en que intente buscarla por los lugares que suelo frecuentar en la escuela o fuera de ella, incluso hasta he intentado describirla para hallarla pero no me es nada fácil, nadie parece conocerla, no sé su nombre.-.Llevó sus manos a su cabello para hacerlo hacia atrás al mismo tiempo en que dejaba caer su cuerpo contra el sofá.

Su madre lo observaba con ternura y algo de pena, su hijo no sé veía para nada bien, por una parte creía que estaba mal hacerle mucho caso a un tema como ese pero ella no era nadie para juzgar algo que no sentía.

Ella din dudarlo se acercó para abrazarlo contra su pecho y después comenzar a acariciar su espalda y cabeza para intentar relajarlo, lo sentía muy muy tenso entre sus brazos.

—Puede que ella te guste, pude notar un brillo distinto en tus ojos que creo nunca haber visto en los veinte años casi veintiuno en los que he sido tu madre.—dejó salir con suavidad—Pero sé que esta situación no es la única que te tiene de esta forma, hay algo mas.

Iba a continuar hasta que de una manera demasiado rápida su hijo no le dio la oportunidad de decir aquello que ya sabía.

—Alida.., mamá, la amo mucho y sabes que me hace muy feliz; llevamos juntos dos años, vivimos juntos, ella me ama y lo sé pero con todo esto y el hecho de que siga ausente por Washington y sin siquiera llamar o responder mis mensajes y llamadas me hace pensar que tal vez y lo pasa muy bien sin mi.

—Oh no, no digas eso, eres un chico demasiado increíble, eres todo un caballero, el sueño de toda chica, te lo digo porque mis pacientes jóvenes y pequeñas me lo han dicho por la foto que tengo de tus hermanos y tu en mi escritorio.
Me tiene sorprendida que digas eso, yo no te eduque como un niño inseguro de si mismo.

El cerró sus ojos y sé limitó a negar ligeramente con su cabeza contra el pecho de su madre.

—Me siento una porquería de persona, me niego a aceptar que alguien a quien no conozco me gusta por sus misterios y las dudas que provoca en mi por saber mas de lo escaso que sé.

Rápidamente su madre llevo una de sus manos a su boca para cubrirla y evitar que su hijo continuará lamentándose.

—Silencio, no eres nada de eso, solo estas confundido, escucha, si la volviste a ver semanas después puede que suceda una vez más pero en otro momento y lugar distinto no tiene que ser precisamente en la escuela, quien sabe, puede que hasta sea una de mis pacientes.
—Eso me parece demasiada suerte y algo absurdo, madre.-.Dijo apenas contra su mano mirándola fijamente.
—No es nada de eso si no lo piensas de esa forma.-.Terminó por decir alzando sus cejas y sonriendo de oreja a oreja.—Pero te aconsejo que antes de intentar cualquier cosa precipitada hables con Alida para saber lo que sucede, tarde o temprano ella cederá en algún tiempo pequeño que le quede libre para responderte. Pero eso hazlo entre semana, ahora yo te exijo a ti que lo pases conmigo desde hoy y todo el fin de semana.

Eso último causó que ambos estallaran en risas, sin duda lo pasaría realmente bien a lado de su madre esos días.


Nota de la autora:
¡Hola capítulo quince!
Agradezco mucho a cada uno de los lectores, muchas gracias por estar al pendiente de la historia.

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