026 | Un déjà vu

366 24 9
                                    

Dos hombres saliendo de los baños que estaban en el pasillo divididos por cubículos, por un momento pensó en salir huyendo porque llegaron a lucir increíblemente sospechosos, pero improvisó espectando que podía suceder.

Los hombres salieron del baño, Sam volteó la cara minuciosamente asegurándose de que no se tratara de algo más en caso de que fueran a regresarse, y así fue, no sucedió nada, solo eran fantasmas en su cabeza que lo horrorizaban.

El baño contaba con un pasillo estrecho y diferentes cubículos cubiertos, diferentes lavamanos con sus respectivos espejos cuadrados sobre ellos, lo suficientemente grande como para que un cuerpo pudiera pasar a través de el como lo tenía planeado hacer Sam al momento de abrir la dimensión.

Él se dirige desapercibidamente a la puerta del baño para asegurarse que nadie se estuviera acercando y seguidamente cerrar con seguro. Empieza a buscar algún tipo de seguro en la cerradura, pero no había ninguna excepto la fisura de la llave, en vista a eso, empezó a buscar cualquier objeto que pudiera servir para trancar o atorar la puerta para ganar tiempo. Intentó buscando, pero no logró conseguir nada, no le quedó otro remedio que intentar evocar la dimensión.

Se paró en frente del primer espejo que encontró, y empezó a hurgar en su cabeza todos los recuerdos que llegó a tener con Alizee para intentar viajar a su presente.

Cerró sus ojos, y dejó su mente divagando en aquellos recuerdos, y así fue como empezó a florecer en el espejo el último recuerdo que tuvo con ella, en aquella cafetería mucho antes de él haberle pedido aquel dinero prestado, sin embargo; él se congeló por un momento pensando en que podía dañar o crear fluctuaciones en el espacio-tiempo al momento de volver a viajar a una línea temporal, mientras que pensaba en que hacer, entra un sujeto que estaba bastante ebrio, apenas podía caminar, Sam rápidamente volvió los ojos hasta aquel sujeto, sin embargo, la dimensión seguía abierta, esto lo preocupó del todo, el sujeto ebrio se colocó al lado a lavarse la cara, y en eso se dirige a Sam:

—Qué bonito cuadro, sobre todo la chica que sale allí. —dijo el sujeto.
—Eso estaba viendo... —dijo Sam con un nudo de inseguridad.
—Toda una obra maestra, también puedo sentir como si el cuadro estuviera moviéndose. —dijo el sujeto frunciendo el ceño.
—En realidad, solo veo un cuadro artístico, no veo movimiento alguno. —dijo Sam.

El sujeto estaba intrigado, convencido de que algo no estaba bien con esa pintura hasta un punto que intentó tocar lo que él creía que era la obra con sus dedos, pero mucho antes de llegar a tocarla, su mano es interceptada por Sam.
—Será mejor no tocarla señor, no querrá que se difumine con el agua de su mano semejante pintura. —dijo Sam persuadiendo al sujeto.
—Tienes razón, igual me tengo que ir. Olvida lo que te dije, probablemente sea la resaca que tengo ahora que me hace ver cosas que no son. —dijo el sujeto casi tarareando por lo borracho que estaba.
—Seguro, buena suerte. —dijo Sam mientras suspiraba.

Sam estaba ganando tiempo disimulando arreglándose el cabello frente al espejo, el sujeto sacó su pañuelo, se secó la cara, y salió. Una vez que termina, él se va, Sam sin pensarlo salta en dirección a la dimensión antes que llegara alguien más.

Apareció en el momento exacto como lo esperaba, mucho antes de él haberle pedido el dinero prestado como lo había previsto antes de saltar a la dimensión. Él se había quedado mirando el entorno, estaba sintiendo una sensación completamente nueva, se trataba específicamente de un déjà vu —jamás lo habia sentido tan realista—. Luego empieza a oír voces, se trataba de Alizee, así que él vuelve su mirada hacia ella:

—¿Perdón? —dijo Sam con delicadeza.
—Te había hecho una pregunta sobre que sucedía contigo. —preguntó Alizee confundida.

Él miró hacia afuera de la cafetería, y contemplo la misma movilización de policías que había sido el motivo de haber corrido desesperadamente la primera vez que había estado allí. Sin embargo, como ahora sabía que nada tenían que ver con los cazadores, simplemente pasó a mirar una oportunidad para hablar un rato más con Alizee:
—No pasa nada, no te preocupes. —dijo Sam con mucha certeza y enseguida añadió—: ¿En que nos habíamos quedado?
—Bueno, me ibas a contar más sobre tu vida, pero de repente habías cambiado de opinión, y ahora me dices que no me preocupara, así que creo que en esto estábamos. —dijo Alizee con un tono sarcástico, y soltando una leve sonrisa.
—Es que, es complicado de explicar, pero no volverá a pasar, ahora si podremos tener una conversación completamente normal. —dijo Sam devolviéndole una sonrisa.

Ella había quedado intrigada por tanto misterio, pero tampoco quería hacerle presión en pedirle que le explicara porqué por unos instantes llegó a actuar de manera tan extraña, simplemente prefirió ignorar los hechos, y seguir la conversación como si nada.

—Entonces ¿Por qué no empiezas a contarme más sobre ti señor desconocido? —dijo Alizee con un tono de picardía.  

Las crónicas del viajeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora