Capítulo 13.

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-Ya estamos aquí- dijo Tae.

-Sí- dijo Keith.

Me limité a tragar saliva.

Caminamos a paso lento dentro del cementerio, el soplar del viento era lo único que nos acompañaba a los tres.

Agarré la resortera que me dio Tae y la coloqué en mi mano derecha para estar alerta de cualquier persona que quisiera hacerme daño.

Llegamos al recinto donde se encontraba la misa que el sacerdote Yoon había realizado ese día, incluso aún había pedazos de papel blanco que adornaban el área que utilizó para la misa.

-Que extraño...- dijo Tae.

Keith se limitó a dirigirse a una tumba no tan alejada del lugar, dejando en la lápida un reboso de color blanco, y con una caja de platino que cubrió con una mantita de color café.

Dos luces que estaban casi unidas empezaron a aparecer entre los matorrales ubicados del otro lado del campo santo. Esas luces empezaron a parpadear muy frenéticamente, mientras se dirigían hacia la presencia de Taehyung.

-Que demo...- dijo Taehyung, pero las luces, al chocar contra sus ojos, volvieron a emitir una luz más intensa de como comenzó de un principio.

Taehyung fue rodeado por un resplandor que cubría todo su cuerpo, pero sin causarle un daño secundario en él. Taehyung volteó hacia mi lugar, y con pocas fuerzas, dijo.

-Se nos está acabando el tiempo, Noah...- en seguida, unos tentáculos salieron del lugar donde se encontraban las luces parpadeantes, y esperaron el momento para enrollar a Tae.

Corrí para atraparlo antes de que se fuera, pero fue en vano. Los tentáculos habían rodeado por completo el cuerpo de V.

-Eres nuestra última esperanza- pero los tentáculos se lo llevaron contra su voluntad hacia la oscuridad.

Las luces desaparecieron al mismo tiempo que desaparecía Taehyung, luego, volvieron a surgir las luces, apuntando hacia unos metros alejados de mí, justo a mi lado derecho, apuntaban hacia Keith, quien estaba por taparse los ojos, logrando así evadir las luces.

- ¡Noah! – gritó mi nombre - ¡Noah, ¿Dónde estás?! Ven por mí.

Keith caminó muy lentamente hacia mí, mientras se seguía tapando los ojos para no ver la luz que salía de la oscuridad. Caminé hacia él, y agarré su mano para jalarlo hacia el lugar donde estaba, afortunadamente nos escondimos detrás de una lápida que se encontraba cercana a nosotros.

Una risa malévola y llena de odio se escuchó luego de que las luces dejaran de emitirse.

-Creo...- rio bajo Keith -Creo que ya se fue.

Levantamos la mirada desde atrás de la lápida, y lo único que vimos fueron los pocos árboles del lugar, y las lápidas, pero solamente divisamos eso.

-Estamos a salvo- dije.

-Sí, eres increíble Noah.

Reímos poco y con salvación, suspiramos.

Me miró y luego me sonrió, después puso su puño en el aire a centímetros de mi pecho, y le respondí con un choque de puños.

El maullar de un gato se escuchó detrás de nosotros, salí a asomarme para ver si era cierto y sí, un minino se estaba acercando a nosotros, y volví a mi lugar junto a Keith.

El gato se dio una vuelta completa por nuestra tumba, pero no le vi su rostro por completo, porque tenía puesta una pequeña manta de color café, Keith lo miró extrañado y notó que era la manta que le había colocado a la caja que dejó en la tumba de su familiar, creyendo que a lo mejor el gato no la vio y chocó contra la caja, causando que se enrolláse la manta en su cuerpo y cubriéndole su rostro.

Keith lo atrapó en la segunda vuelta que dio el gato, cargándolo en su regazo y acariciándolo con cuidado mientras aún no le quitaba la manta.

El minino maullaba con mucha cautela y mucha ternura, parecía que le agradaba la presencia del rubio, lo levantó dejándolo frente a su cara y le quitó la manta que le cubría todo el rostro.

Hubiera deseado que nunca le hubiera quitado la manta.

El gato gris, el cual es el color de su pelaje, no tenía ojos, en cambio, en donde debería de haber ojos, estaban las cuencas vacías y negras. Aquel "animal" abrió su hocico, dejando ver unos colmillos muy afilados, emitiendo un grito desgarrador que terminé por taparme mis oídos, ni corto ni perezoso hizo lo mismo Keith, quien lo arrojó lejos de nosotros,

El gato cayó en cuatro patas, dejó de gritar y se erizó, como si se sintiera en peligro, miró fijamente a Keith y empezó a emitir las luces que salían de la oscuridad, pero ya era muy tarde. Keith vio la luz y, gracias al gato, quien se dirigía al lugar donde Taehyung había desaparecido, comenzó a perseguir al gato, pero sin antes decirme.

- ¡Se te acaba el tiempo Noah! – dijo.

Caminé hacia él, pero una fuerte luz lo iluminó por completo y luego desapareció. La oscuridad era total, pero la luz de la lunallena alumbraba parte del cementerio. Estaba sólo, no sabía que hacer, por loque decidí volver a la casa de los Zuckerman, y terminar con esto de una buenavez. 

La Leyenda de Eyeless JackWhere stories live. Discover now