Capítulo 2

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Al rubio y a la oji-jade, no sabían que le había sorprendido más, el hecho de que Hinata fuese la prometida de su compañero o que aquella joven tan tímida le hubiese plantado casa al pelinegro sin siquiera tartamudear.

Sasuke aún no salía de su asombro, jamás pensó que ella le fuese a responder. Se veían a los ojos fijamente sin apartar sus miradas.

-Lo siento Uchiha-san, pero no fue mi culpa que ese hombre me atacase – su voz parecía ahora mas calmada. Llevó su mano hacía la mochila que llevaba en su cadera y sacó de ella el pergamino para entregárselo -.

El Uchiha lo cogió de mala gana para después darse la vuelta y comenzar a caminar en dirección a la villa sin decir nada. Naruto y Sakura aún estaban muy sorprendidos por lo que había ocurrido delante de sus narices, ahora que se habían separado ambos oscilaban sus miradas entre la Hyuga y Uchiha.

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Dos días después, estaban traspasando la puerta de la villa. Durante aquellos dos días ambos pelinegros no habían abierto la boca, ni entre ellos ni con Naruto y Sakura, los cuales intentaban que hablasen y que dejasen de estar enfadados el uno con el otro. Durante los descansos que tenían habían ido escribiendo su parte del informe.

Hinata sentía remordimientos, porque no debió de haberle hablado así. Quería disculparse, pero luego pensaba en porque debería de hacerlo si él era el que le había gritado. Él por su parte se arrepentía por lo que le había dicho, solo se lo dijo porque estaba enfadado y le gustaba que las cosas saliesen justo como las decía.

Al llegar a la torre Hokage, entregaron sus informes, pero cuando se disponían a irse:

-¿Le inmovilizaste un brazo? – Todos habían volteado para mirar a Kakashi, después se miraron entre ellos para saber quien era el que había puesto eso.

-S-si, lo-logré cerrar-le un punto de-e chakra en el hom-bro que le-le inutilizó-o el bra-zo – el equipo siete la miraba sorprendida y Kakashi levantó su ceja-.

-Buen trabajo chicos – eso fue lo último que dijo antes de que ellos saliesen de la oficina-.

Las miradas del rubio y la oji-jade recaían directamente en ella, lo cual la ponía mas nerviosa de lo habitual. Sasuke caminaba un par de metros por delante de ella, simplemente podía mirar su espalda. Él era varios centímetros mas alto que ella, tenía bastante fuerza y en combate era muy rápido.

" ¿Algún día podré enamorarme de él?", pensó para sí misma, mientras aun lo observaba. En apenas dos días estaría casada con Sasuke, ese completo desconocido para ella. Sabía lo básico, pero no sabía sus gustos en la comida o si tenía alguna extraña manía. Supuso que eso lo descubriría cuando comenzase a vivir con él, aunque sabía que el la odiaría intentaría ser la mejor esposa del mundo.

Los caminos de los cuatro se separaron, Hinata caminaba de camino a casa. Seguramente tendría que ocuparse de algunos asuntos de la boda nada mas llegar, eso la dejaría agotada y mas después de una misión tan cansada eso era lo que menos le apetecía hacer.

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Por otra parte, Sasuke ya había llegado a casa y no hacía nada mas que darle vuelta a la cabeza sobre lo que había dicho Kakashi en la torre. Ahora que había analizado bien la pelea con aquel enemigo se había dado cuenta de que efectivamente no movía el brazo derecho. Ahora se sentía mas arrepentido de lo que le había dicho, pero era demasiado orgulloso por lo que no se disculparía con ella.

Dos almas encontradas ( SasuHina)Where stories live. Discover now