12. En la Luna.

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Hay determinado tipo de cosas que pueden notarse solo con la ausencia de la otra, como el brillo de las estrellas cuando no hay luna, el propio respirar de uno en medio de la nada, y los pensamientos que no puedes callar cuando estás a solas contigo mismo.

Segunda Caída.

Lunes.

Pov. Lavi.

Soplaba el viento con suavidad temprano a la mañana, traía consigo una melodía fantasmagórica y el frío del norte, este se colaba por los recovecos entre los pliegues de la ropa. Escondí la nariz debajo de la bufanda roja con la esperanza de no perderla ante el congelamiento. Así, encorvado como una tortuga con ambas manos metidas en el abrigo, caminaba con pasos torpes, y sentía la terrible respiración humedecer la bufanda que se pegaba a mi labios de forma pegajosa.

Casi tan húmeda como los pensamientos que bailoteaban en mi cabeza últimamente, extrañando estar dentro de alguna chica, hacerla jadear, en silencio... O al menos era eso lo que quería interpretar de todos aquellos confusos sentires... Mi cerebro estaba demasiado vago para hacer el esfuerzo de crear un personaje a interpretar para antes, durante y después del acto con la chica de turno. Estaba cómodo tras esa línea donde era realmente yo, mirando con algo aburrimiento a los demás. Todo lo que era interactuar ese día me causaba una somnolencia que podría matarme. Ese era exactamente mi problema con el invierno y sus cielos grises que amenazaban con romper a llover de un momento a otro. Cargando el ambiente de humedad, de electricidad y pesadez.

Más que nunca, se sentían los bostezos en el aula, las faltas a la primera hora de la mañana... Y solo una persona con la crudeza de Yu era capaz de resistirlo y aun así, entrenar al aire libre como habituaba, con o sin lluvia... Nunca lo he visto enfermarse de un tonto resfriado.

"Hoy no tenía que haber venido a clase." Me dije con reproche cuando anunciaron la ausencia del profesor al cual le tocaba asistir hoy. ¿Ahora qué iba hacer con toda una hora libre? Debería estar durmiendo en mi cama.

En vez de intentar escapar, dejé que los minutos muertos pasaran de forma lenta, encontrando entretenimiento de forma casual en observar la palma de mi mano como si aquella pudiera darme la respuesta a algo de todo lo que ocurrió anoche. En ese momento Allen solo apartó mi mano sin siquiera mirar atrás... como si yo no estuviera ahí. Estaba claro que no podía nada contra el pesar que ocupaba su propia alma. Aunque al principio no le di importancia a aquel gesto, fue después que este sentimiento de impotencia caló en mí mente. Y comencé a recordar de forma vaga la silueta solitaria de su espalda, dejando expuesta el área vulnerable de su nuca cuando recostaba la cabeza sobre la almohada. Se veía tan inalcanzable. Y yo estaba fuera de ese mundo...

Me pareció oírle murmurar algo más... ¿qué era?

Toda esta verborrea mental es completamente inútil. Es agotadora cuanto menos... y era necesario rellenar aquellos espacios en blanco que se producían con algo verdaderamente importante.

Ese día era lunes 23, hacía aproximadamente 49 días que no visitaba a Panda, estoy seguro que ese viejo cascarrabias debe estar extrañándome y como todo buen nieto debería dar la cara de vez en cuando.

"Sí". Me reafirmo a mi mismo convencido, "haría eso mismo, mañana mismo si era necesario". Y cuando estaba satisfecho de haber reencontrado el camino dentro de mí mente, otra vez acude a mí la sensación de rechazo de su mano, y la silueta solitaria que mostraba su espalda. No parecían querer desaparecer. Como si mi conciencia me estuviera torturando... Chasqueé la lengua disconforme mientras apretaba el puño con fuerza.

No puedo dormirWhere stories live. Discover now