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Capitulo 16. Pax

No quería regresar al departamento, pero debía hacerlo, no había otro lugar al que ir.

En la entrada vió a un sujeto del ministerio listo para llevarlos a su mansión, el alcohol en su cuerpo se desvaneció.

—¿Ha sido tan rápido? —burló, tomando un pedazo de tarta y leche del refrigerador, pero antes de que pudiera llevar un bocado a sus labios, la mano de Narcissa se estampó en su mejilla.

—¡Tu padre te amaba!— grito, llorosa y enrojecida.  —vas a ir conmigo y nos ayudarás a enterrarlo.

—Como órdenes.— contestó secamente. Su madre ya estaba sufriendo lo suficiente. Debía guardar silencio y aligerar su carga.

Llegaron rápido. Un traslador estaba listo para transportarlos. Solo podrían estar 4 horas, pasado ese tiempo serían expulsados hasta nuevo aviso.

En cuánto pisaron los enormes terrenos de la mansión Malfoy ,ambos se sintieron abrumados por la nostalgia.

Los jardines estaban descuidados y secos, nada preparados para el invierno, mientras la mansión mostraba la mayoría de las ventanas rotas y un muro con hoyos, muy seguramente hecho por varios de los mortífagos que Voldemort les ordenó asilar. En la caída del señor oscuro, habían huido con desesperación haciendo destrozos a su paso.

—Adelante.— El autor que los vigilaba tenía cara de estar siendo obligado a la peor de las torturas.

En el centro de la enorme sala, ya estaba el féretro del Lucius Malfoy y cuatro hombres más, vestidos de pies a cabeza con trajes de luto. Empleados que el ministerio contrataba para agilizar el entierro.

—Mi señora— dos elfos doméstico se acercaron a Narcissa, pidiéndole su abrigo.

La rubia pareció sorprendida de que las criaturas aún siguieran en la mansión.

—En cuanto terminen, el ministro los espera en la oficina. —indicó el Auror.

Prácticamente no hubo funeral. No había palabras de despedida cálidas para el mortífago.

Entre los hombres del ministerio y Draco, cargaron el féretro al jardín. En una pequeña sección estaba el panteón familiar. 36 tumbas dónde yacían todos los jefes, esposas e hijos Malfoy.

Entre todos, incluyendo a Narcissa, cavaron el hoyo y depositaron para su descanso eterno a el gran señor, Lucius Abrazas Malfoy.

Narcissa, volvió a llorar desconsolada, enterrando las uñas en la tierra una vez que el féretro estuvo cubierto.

—Te amo, Lucius.— suspiró por última vez.

Draco miraba todo desde atrás, se decía internamente que nunca volvería a pararse frente a ese lugar hasta el día en que a él mismo le tocara su turno de ocupar un espacio. No lloró ni una lágrima.

Cuando entraron de nuevo, Kingsley Shacklebolt los esperaba con un pergamino en mano.

—Lamento su pérdida. — el moreno lo dijo más como requisito, ya que en realidad no llevaba una buena relación con Lucius.

—Gracias— respondió tranquilamente Narcissa.

—El señor Malfoy dejó un testamento que me dispongo a leer ahora que están presentes sus herederos... "Yo, Lucius Abraxas Malfoy, en uso de mis facultades mentales, dejo a mi amada esposa, Narcissa Malfoy... la bóveda número 0963587 en Grintgots, espero que eso la ayude en mi falta y le pido resignación. Ella mejor que nadie, sabe que todo lo hice fue por nuestro bien y que apresar de todo, la ame más que a nada en el mundo. Para mi hijo, Draco Lucius Malfoy, queda en sus manos la Mansión Malfoy y las bóvedas de Grintgots 00384711 y 0876729, así cómo la casa de campo en Francia; y le pido que pese a nuestras enormes diferencias, proteja a su madre siempre, le de el amor y compañía que yo ya no podré darle y espero que con el paso del tiempo sepa perdonar todos mis errores... Es todo. — Kingsley enrollo nuevamente el pergamino e hizo entrega a ambos de las llaves y escrituras de la mansión Malfoy y la casa en Francia. —De momento los accesos a las bóvedas de Grintgots no están disponibles.

Lost City. Mi Nueva Vida.Where stories live. Discover now